Los fanáticos de Los Simpson saben que los guionistas tienen alguna capacidad predictiva poco común, como la de que Trump sería presidente. El largometraje estrenado en 2007 (Los Simpson, la película) muestra una escena que recién en 2013 sería develada como real por el analista de la CIA Edward Snowden. En un momento del filme Lisa recomienda ser discreta hasta llegar a Seattle, donde contaran el plan del gobierno para destruir Springfield, convertida en una amenaza ambiental por la torpeza de Homero. Marge responde: “Lisa, no creo que el gobierno escuche las conversaciones de todo el mundo”. Lo que despliega las alarmas de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), donde cientos de personas escuchan conversaciones triviales de ciudadanos comunes hasta que uno de ellos se para, exultante, tras la frase de Lisa: “Oigan, el Gobierno encontró a alguien a quien buscaba”.
Sowden contó en detalle cómo son los programas de la NSA para espiar a todo el mundo desde plataformas, redes sociales o incluso los dispositivos de los aparatos de telefonía, computación o los televisores inteligentes. Una amenaza para las libertades civiles inadmisible para él. Era un joven idealista que creyó que Barack Obama había llegado a la Casa Blanca para cambiar las cosas. Pero cuando vio la suerte del australiano Julian Assange (WikiLeaks), tomó sus precauciones y habló con un medio británico, The Guardian, en la habitación de un hotel de Hong Kong, porque allí no hay tratado de extradición con EE UU. De todas maneras, su vida corría peligro, así que huyó a Rusia con ayuda de gente de WikiLeaks. En abril pasado, Snowden pidió extender su permiso de residencia por otros tres años. A Assange, preso en Londres y a las puertas de laextradición a EE UU, lo acusan no sólo de develar secretos de Estado sino de haber ayudado al excontratista de la CIA.