En Estados Unidos, 15 millones de niños y jóvenes padecen de problemas mentales. El 66% recibe medicación psiquiátrica. Entre las patologías más habituales se mencionan depresión, problemas de conducta y el Síndrome de Atención e Hiperactividad, padecido por 6 millones de niños entre 3 y 17 años, el 11.2% de varones y 5.6% de niñas.
Según el Centro Federal de Control y Prevención de Enfermedades hubo un aumento de jóvenes con este síndrome, en 2003 el porcentaje era 7.8%; en 2007, ascendió a 9.5%, afectando mayormente al 14% de los niños más vulnerables, que son los que reciben “medicad” (seguro que otorga el gobierno). Concomitante a estas cifras también se incrementó el uso de medicamentos; entre los más utilizados se encuentran: Ritalin y Aderall (en 2007, 4.8%; en 2011, 6.11%) utilizados para la reducción de síntomas.
Si hablamos en términos de ganancias económicas, el laboratorio Novartis -que produce Ritalin- obtiene ganancias anuales de u$s 48.806 mil millones. En cuanto al costo social, el gobierno invirtió en el año 2005, entre u$s 36 y 52 mil millones, lo que significa entre u$s 12 mil y 17 mil anuales por niño.
¿Cuáles son los factores y cómo surgió el síndrome de atención e hiperactividad? En 1935 los médicos en EE UU trataron de explicar los orígenes de problemas de concentración y conducta, en un grupo de niños de una escuela primaria, a través del síndrome post- encefálico. Finalmente este diagnóstico y sus estudios no trascendieron porque esos niños nunca habían tenido encefalitis.
Pero en los ‘60, uno de los más prestigiosos psiquiatras norteamericanos de la época, el doctor León Eisenberg, a cargo del Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Massachusetts, en Boston, realizó estudios y determinó que las causas de hiperactividad eran genéticas; justificando con este planteo el uso de medicación para contrarrestar los síntomas.
Tanta trascendencia tuvieron sus aseveraciones que en 1968 se incluyó la “reacción hipercinética de la infancia”’, ahora conocido como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad en el Manuel Diagnostico y Estadístico (DSM). Aunque por muchos años las afirmaciones del doctor Eisemberg fueron aceptadas especialmente entre las Asociaciones de Psiquiatras y Laboratorios; aparecieron otras voces expresando que el síndrome de atención e hiperactividad no existe. Una de ellas provino de Joseph Knobel Freud; sobrino político de Sigmund Freud, quien mencionó: “Si el medicamento Ritalin sería gratuito, no existiría la hiperactividad: es un fracaso de padres y maestros”.
El incremento en los últimos años de hiperactividad ha dado lugar a numerosos declaraciones e investigaciones. James Swanson, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Florida remarcó: “No es posible que uno de cada cinco niños de escuelas secundarias sea diagnosticado con hiperactividad. Si empezamos a tratar a los niños con píldoras serán adictos’’. Seguramente Swanson apoyó sus palabras basado en el Departamento de EE UU, que incluyen Ritalin y Aderall en clase 2 de narcóticos, en la misma línea que la cocaína y opiáceos como la medicación oxycontin.
Ante el aumento del uso de medicaciones, el doctor Ned Hallowell, psiquiatra Infantil y autor de libros sobre hiperactividad, quien por muchos años defendió el uso de Aderall, cambió su opinión y confirmó la peligrosidad de este tipo de medicaciones para el normal funcionamiento de la salud mental de los niños.
Otro factor asociado con el diagnostico de hiperactividad es la falta de recreo en las escuelas norteamericanas. Según estudios realizados por la Universidad de Illinois, Chicago, sólo el 60% de las escuelas tiene 20 minutos de recreos y el 17,5% otorga 150 minutos por semana de educación física. Sólo Missouri y Luisiana tienen recreos obligatorios, el 40% de las escuelas del país han modificado o suprimido los recreos. Mientras aumentan las clases de matemáticas y lectura, disminuyen las de música y estudios sociales. Algunas voces tienen una posición distinta a estas medidas: la Asociación Nacional de Pediatría, opina que los niños necesitan recreos para interactuar socialmente, así como desarrollar actividades físicas y energías propias de la edad.
Antes de su muerte, en el 2009, el doctor León Eisemberg otorgó una entrevista al semanario alemán Der Spiegel. “Creé una enfermedad ficticia, el desorden de hiperactividad, para justificar la venta de medicamentos. Los psiquiatras tienen que explorar los factores psicosociales que llevan a la formación de conductas”.