Con una distancia irremontable, excepto por un milagro, Jair Bolsonaro se enfoca ya en lo que será su esquema de gobierno. Los primeros lineamientos que se comienzan a percibir son de una disputa interna en su fuerza entre dos alas, una liberal que encabeza el futuro ministro de economía Paulo Guedes y otra más heterodoxa centrada en un grupo de militares que se conoce como Grupo de Brasilia.
Paulo Guedes tiene una propuesta ultraliberal, propone privatizar Petrobras, Eletrobras, Banco do Brasil y Caixa Federal, entre otras tenencias de la nación dentro y fuera de Brasil para recaudar un billón de reales, unos 300 mil millones de dólares en un plazo de un año y utilizar ese dinero para reducir la deuda externa de Brasil. Una propuesta similar a la de Menem y Cavallo en los ’90 en Argentina.
El gurú económico piensa recurrir a figuras que hoy son funcionarios del gobierno de Michel Temer. Fue invitado a sumarse el secretario de Política Económica, Fabio Kanczuk, el jefe de asesoría especial de ministros, Marcos Mendes, el secretario de Promoción de Productividad y Ley de Competencia, João Manoel Pinho de Mello, el secretario del Tesoro Manueto Almeida y el presidente del Banco Central, lan Goldfajn.
El otro sector que compone el equipo de Bolsonaro aporta 71 militares en reserva como candidatos en estas elecciones y se encargan del tema de educación e infraestructura. Este grupo está dividido a su vez en dos subgrupos, uno técnico y otro político. El primero está compuesto por tres generales de reserva y un brigadier jubilado que coordinan un equipo de 30 técnicos civiles, algunos de ellos parte hoy del gobierno federal.
El general Augusto Heleno, enviado por Lula a una misión en Haití, es el responsable de Seguridad y Defensa. Bolsonaro busca aprovechar su experiencia en el manejo de la seguridad en Haití, aunque sus críticos lo señalan como un nostálgico del golpe del ’64 y es favorable a flexibilizar el uso de las armas por las fuerzas de seguridad.
En transporte e Infraestructura el general Oswaldo Ferreire es el responsable de esa área con el apoyo de Paulo Coutinho, profesor de Economía de la UNB. Bolsonaro considera clave para su gestión a la obra pública, para lo cual deberá expandir el gasto, algo que no es visto con agrado por Guedes.
En Salud y Educación se encuentra el general de tres estrellas Aléssio Ribeiro Souto, quien era el segundo al mando del Ejército hasta su retiro. Planea la construcción de un Colegio Militar por estado en los dos primeros años de gobierno e impulsar las investigaciones científicas en áreas estratégicas y agrícolas con un modelo público-privado.
El sector político lo componen sus tres hijos, el presidente del Partido Social Liberal (PSL) Gustavo Bebianno, su compañero de fórmula Hamilton Mourão, más una periferia entre los que se destacan Major Olímpio Gomes, Julián Lemos y Luiz Antônio Nabhan Garcia de la Unión Democrática.
El grupo militar tiene como objetivo principal terminar unas 3000 obras comenzadas por el gobierno federal bajo el lema que dice «todo lo que esta paralizado debe continuar».
Como ejemplo del ambicioso proyecto se encuentra la BR-163, que una el Centro-Oeste con Santarém, la ruta Transnordestina, la Ferrovia Norte-Sul y Angra 3. Dentro de sus propuestas es la concesión de autopistas y rutas en bloque para acelerar el proceso de privatizaciones.
Asimismo quieren acelerar las regulaciones en el Congreso para la aeronavegación de cabotaje y telecomunicaciones que obtuvieron las concesiones en los ’90.
En el tema financiero, pretenden privatizar subsidiarias del Banco do Brasil, Caixa e Petrobras, pero manteniendo el control de las empresas.
Bolsonaro parece inclinarse por un modelo desarrollista, las posibilidades de éxito estarán relacionadas con la capacidad de articular su programa de gobierno con la nueva arquitectura global. Los enunciados de campaña sobre su marco de alianzas empiezan a vacilar. Si en los ’60 la dictadura militar basó su plan de desarrollo en un alineamiento con EE UU, hoy sólo China tiene la posibilidad de ese papel de apoyo y ya el exmilitar ha tomado nota comenzando a moderar sus críticas.
Sus alianzas internas no necesariamente lo acompañarán, porque los intereses del globalismo financiero, los pro estadounidenses, el anticomunismo infantil de las FF AA y el evangelismo filosionista serán un desafío a superar. «