Quito, Ecuador
El oficialista Lenín Moreno y el exbanquero de derecha Guillermo Lasso, que encarnan dos modelos antagónicos para conducir Ecuador, se medirán en balotaje del próximo 2 abril.
Moreno, que rozó la victoria en primera vuelta con un 39,3% de los votos, es la figura del movimiento oficialista Alianza País (AP) para prolongar el «Socialismo del siglo XXI» que el presidente Rafael Correa impuso en Ecuador, aunque con distintos matices a los de Venezuela o Bolivia.
El hablar pausado y la sonrisa fácil de este exvicepresidente (2007-2013) contrastan con la imagen del temperamental Correa, quien califica a su antiguo compañero de fórmula de «afable y conciliador». Según analistas, si llega al poder habrá un diálogo con sectores enfrentados con el correísmo en la última década.
Moreno, quien sufre una paraplejia consecuencia de un disparo en un asalto en 1998, se convertiría en el primer ecuatoriano con discapacidad en asumir la jefatura de Estado.
En su campaña, el oficialista se mostró con «un estilo del diálogo, el estilo de la mano extendida», y prometió mantener el modelo económico de Correa, basado en elevado gasto social y endeudamiento, a pesar de la debacle de los precios del petróleo, principal causa del deterioro económico que vive el país.
Licenciado en Administración Pública, con estudios de medicina y psicología, es el abanderado de las causas sociales, en las que tiene experiencia tras liderar la Misión Manuela Espejo, que diagnosticó por primera vez la situación de los discapacitados en Ecuador.
Casado y con tres hijas, Moreno nació en la localidad amazónica de Nuevo Rocafuerte (este) hace 64 años.
Su trabajo como vicepresidente se caracterizó por captar un alto nivel de aceptación, lo que le valió ser nominado al premio Nobel de la Paz de 2012 y nombrado secretario general adjunto de la ONU para la discapacidad.
El exbanquero Lasso logró el 28,1% de los sufragios y tiene ante sí el reto de captar el voto del resto de los partidos descontentos con la gestión económica del correísmo.
Tras años de campaña permanente por todo el país, este exministro de Economía sin título universitario y exgobernador de la provincia de Guayas (suroeste) en el gobierno del derrocado mandatario democristiano Jamil Mahuad (1998-2000) representa a la derecha conservadora y aspira por segunda ocasión a la presidencia.
En 2013 intentó llegar al poder, pero fue derrotado en primera vuelta por Correa, quien le achaca ser uno de los tantos responsables de la crisis bancaria de 1999 que derivó en la dolarización de la economía, el congelamiento temporal de depósitos y la migración de cientos de miles de ecuatorianos.
Nació en Guayaquil (capital del Guayas y núcleo comercial del país) en una familia de clase media. Casado y con cinco hijos, Lasso -de 61 años- se define como un «emprendedor» y muchos le atribuyen también un conservadurismo en cuestiones sociales.
Trabajó desde los 15 años de edad, llegó a ser presidente del Banco de Guayaquil, de los más importantes y del cual es accionista, abandonó de manera temprana sus estudios universitarios de Economía y desde 2012 se dedicó de lleno a la política.
«Vamos por el cambio» es su lema y promete sobre todo la creación de un millón de empleos en cuatro años, eliminar 14 impuestos y atraer inversión extranjera.
«Yo no quiero el cargo de presidente, yo quiero el trabajo del presidente de la república», dijo Lasso, quien fundó el movimiento Creando Oportunidades (CREO).