Entre el martes y el jueves se desarrollará en la ciudad rusa de Kazán el XVI encuentro de la asociación BRICS, con la presencia de alrededor de 26 jefes de Estado y la participación de delegaciones de 60 países.

Sin duda será un encuentro que hará historia y se produce cuando campea la debacle del sistema capitalista en su etapa predominantemente financiera, caracterizado por una globalización impuesta a punta de misil, la proliferación de desastres humanitarios y climáticos, limpiezas étnicas, genocidios, siembra de guerras híbridas y fratricidas, miseria y desigualdad, despilfarro de las clases dominantes, surgimiento de gobiernos con tendencias fascistas y neofascistas y un empecinamiento del bloque unipolar en sostener una hegemonía anacrónica que está arrastrando a la humanidad al riesgo de su extinción.

Mientras los BRICS hablan de desarrollo en paz, crecimiento económico, colaboración, obras de infraestructura, créditos productivos sin condicionamiento, las potencias occidentales se pronuncian sobre desembolsos para armas, sanciones económicas y guerras.

Los BRICS surgieron hace 15 años en la ciudad de Ekaterimburgo, para generar una alternativa de paz con desarrollo. Se fue fortaleciendo con la incorporación de la República Sudafricana en 2011. El año pasado en Johannesburgo se sumaron Etiopía, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y muy posiblemente Arabia Saudita, que aún debe firmar su adhesión definitiva. Vale recordar la desastrosa decisión de Javier Milei cuando renunció a integrar la asociación para quedar bien con el amo del norte, perjudicando claramente los intereses nacionales. Esa medida nos aísla del bloque que lidera la producción y el desarrollo mundial y perjudica nuestras posibilidades exportadoras y la participación en cadenas globales de valor con trabajo argentino.

Los BRICS deberán enfrentar algunos desafíos esenciales:

1)Tratar de evitar una guerra nuclear avanzando en una acumulación de fuerzas consistente como para obligar a negociar a los sectores guerreristas dislocados del poder unipolar (EE UU, Reino Unido e Israel). En este sentido los avances son notables, aunque por ahora insuficientes. Sin embargo, cada logro hacia un mayor consenso entre las naciones para la democratización de las decisiones, es importante en el esquema actual de transición. El riesgo de conflicto nuclear es real, así como la amenaza a la humanidad, con los efectos catastróficos de un invierno nuclear.

2)Deberán dar un paso fundamental en crear algún sistema de pago alternativo al dólar, un proceso delicado porque se deben armonizar los distintos intereses y asimetrías entre los países miembros. Además, es necesario crear otro sistema económico-financiero basado en la producción real de bienes materiales donde su Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) debe jugar un papel más activo. El gran desafío es crear condiciones para el cambio evitando un escalamiento militarista, por impotencia del bloque unipolar. Es decir, avanzar dejando alguna puerta abierta para que se incorporen y acepten negociar los bloques de poder dominantes occidentales.

3)Deberán mostrar el camino de un nuevo mundo policéntrico que entusiasme a los sectores populares desesperanzados por tanto fracaso y sufrimiento liberal y neoliberal.

4)La incorporación de nuevos países será un tema a evaluar. Se tendrán que armonizar intereses evitando diluir la ejecución de decisiones, así como fracturas internas o resistencias pasivas que obstaculicen el avance de la propuesta policéntrica y multipolar.

El encuentro en Kazán -donde participaran entre otros Miguel Díaz Canel de Cuba, Recep Tayyip Erdogan de Turquía y el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres- despierta las esperanzas de muchas generaciones que han soñado con un nuevo mundo: humano, solidario, democrático y justo. Las condiciones materiales están dadas, la participación de los pueblos, la política y la diplomacia tienen la palabra. La asociación BRICS intenta construir una paz con desarrollo, garantizar el respeto a la soberanía de los países, a la carta fundacional de las Naciones Unidas, el respeto a la vida y a la naturaleza. Por lo tanto lo que pase en Kazán debería interesar al ciudadano de a pie que persigue su bienestar y el de sus seres queridos. Una parte de esos sueños centenarios estarán en juego en la ciudad rusa. Somos contemporáneos de la construcción de un nuevo orden mundial, privilegio que no todas las generaciones tienen.