La cumbre anti-abusos de cuatro días que comenzó este jueves en el Vaticano tuvo en su sesión inicial un video con testimonios de cinco víctimas de abusos que cargaron con dureza contra la Iglesia: «Se han convertido en algunos casos en los asesinos de las almas», plantearon.
El primer testimonio divulgado frente al papa Francisco y los 190 participantes fue el de un hombre latinoamericano que reconoció que «las secuelas son obvias, en todo tipo de aspectos, y quedan para la vida».
«Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo, y otros, éramos enemigos de la Iglesia», lamentó el hombre abusado, al contar la reacción eclesiástica frente a su caso.
«A las víctimas hay que creerles, respetarlas, cuidarlas y repararlos. Hay que reparar a las víctimas, hay que estar con ellos, hay que creerles, hay que acompañarlos», reclamó. «Ustedes, son los doctores de las almas, y sin embargo, con excepciones, se han convertido en algunos casos, en los asesinos de las almas, en los asesinos de la fe. Que contradicción más espantosa», les dijo a los obispos y cardenales presentes.
«Yo les pido por favor que colaboren con la justicia, que tengan especial cuidado con las víctimas. No podemos seguir con este crimen, de encubrir esta lacra de los abusos sexuales en la Iglesia», les reclamó.
El segundo testimonio fue el de una mujer africana, que recordó que desde que tenía quince años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote.
«Esto duró trece años seguidos. Estuve embarazada tres veces, él me hizo abortar tres veces. Simplemente porque él no quería un preservativo ni un método anticonceptivo», denunció.
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«Tenía miedo de él. Y cada vez que me negaba a tener relaciones con él, me pegaba. Él me golpeaba. Y como yo dependía totalmente de él económicamente, sufrí todas sus humillaciones», lamentó.
«Él me daba todo lo que yo quería cuando yo aceptaba las relaciones sexuales. De lo contrario, me golpeaba»; planteó, ante la mirada de 114 presidentes de conferencias episcopales y otros 80 religiosos de alto cargo a nivel global.
El tercer testimonio fue el de un hombre de Europa del Este, que pidió a los miembros del clero «que escuchen a estas personas, que aprendan a escuchar a las personas que hablan».
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Luego un hombre de Estados Unidos reconoció el «dolor» que aún siente ante un abuso.
«Todavía tengo dolor. Mis padres todavía llevan el dolor por la disfunción, la traición, la manipulación que este hombre malo, que era nuestro sacerdote católico en ese entonces, nos hizo a mi familia y a mí. Así que eso es lo que más me ha herido y lo que llevo conmigo hoy», lamentó.
«He sido acosado sexualmente durante mucho tiempo, más de cien veces, y este acoso sexual me ha creado traumas y recuerdos a lo largo de mi vida», admitió a la cámara el quinto testimonio, de un hombre asiático.
«Es difícil vivir la vida, es difícil estar con gente, conectarse con la gente. Si quieren salvar a la Iglesia, tenemos que actuar juntos y hacer que los perpetradores se den por vencidos», pidió.
El pedido de «medidas concretas» que realizó Francisco