Cataluña es una caldera a presión y cualquier movimiento desafortunado puede hacerla estallar. Las cartas están echadas y nadie puede asegurar que el referéndum convocado por Generalitat podrá realizarse. Tampoco se puede predecir cuál será el costo de abortar una consulta democrática que si bien no contó con el apoyo masivo de la población hace menos de un mes, ahora parece haber encontrado un respaldo importante en virtud de las medidas que desde Madrid tomó el gobierno de Mariano Rajoy y que no hicieron sino acercar combustible a las llamas. Lo peor es que nada garantiza que el independentismo tiene las de ganar en las urnas.

A última hora, las autoridades policiales informaron que se habían precintado 1300 de los 2315 colegios habilitados para la votación, lo que adelantaba que este domingo sería imposible ingresar a los establecimientos para emitir el sufragio. Pero esa es la información oficial, por abajo los encargados de cumplir la orden de la Justicia española de clausurar los locales, los Mossos d’Esquadra se mostraban reacios a una decisión que no comparten y que los enfrenta con los ciudadanos de su propia nación. 

Por otro lado, desde el viernes muchos de los colegios estaban ocupados pacíficamente por padres de los alumnos que intentaban evitar el cierre quedándose a dormir. De allí que en ese cara a cara se viera en algunas grabaciones subidas a las redes sociales las dudas y la permisividad de los agentes. 

Rajoy envió a Cataluña unos 10 mil guardias civiles, los que sumados a los 16 mil Mossos deberían ser suficientes para bloquear los accesos a los sitios de votación. Pero muchos destacaban que no habían podido cumplir con todos los objetivos y que además, lo habían hecho de tan mala gana que los ocupantes de 163 de esos colegios seguían allí. 

La Generalitat informó a su turno que tiene 6249 mesas dispuestas para la votación y que hay más de 7000 voluntarios anotados para la tarea. El organismo institucional encargado de la supervisión fue disuelto porque sus miembros fueron amenazados con multas de 12 mil euros diarios por la fiscalía.

Un instructivo que circuló por la Web alertó a todos sobre la forma de sobrellevar el momento sin que se produzcan incidentes que podrían derivar en una hecatombe en vista de que la «grieta» catalana se va profundizando. Ayer, sin ir más lejos, hubo una marcha en contra de la realización del referéndum por las calles de Barcelona que si bien no fue masiva, reflejó la virulencia verbal de los asistentes en favor de la «unidad indisoluble» de España. 

Entre las recomendaciones para este domingo se indica que quienes no puedan entrar en el local designado se queden en la puerta haciendo la cola pero «no organizar una votación alternativa». E insiste: «En ningún caso usaremos la violencia. Sí usaremos la resistencia pacífica, sí usaremos la audacia para entrar en los centros de votación».

Otro punto importante del texto recuerda que el Estado español y la fiscalía ordenaron a los Mossos impedir la consulta y que el gobierno catalán, sin estar de acuerdo, no lo puede evitar, por lo que aconseja no enfrentarse con los uniformados porque «esa es la imagen que busca el Estado y que debemos evitar». 

Y para resumir la estrategia diseñada para desairar a Madrid, puntualiza que es fundamental mostrar ante cada centro de votación «filas gigantes desde las 9 de la mañana y durante todo el día». Para reflejar así la voluntad de aplicar el recurso de la democracia para dirimir una añeja cuestión entre catalanes y españoles que por el diálogo parece que no se puede. 

En tal sentido, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, declaró a AFP que busca una mediación para solucionar el conflicto, y recalcó que está dispuesto a seguir con la consulta a todo trapo. «Gane el sí, gane el no, en cualquiera de los escenarios debe haber una mediación, porque las cosas no funcionan, seamos honestos», se sinceró.

Fuentes mencionadas por eldiario.es indicaron que el Govern analiza varias situaciones para este domingo a la noche. Una es que la consulta se haga totalmente o en forma parcial, para lo cual evaluaban qué porcentaje podría permitirles decir que hubo referéndum. En este caso también el dato será si ganó el sí o la mayoría opta por rechazar la independencia, como ya ocurrió en 2014 en Escocia en relación con el Reino Unido. Y las últimas encuestas marcaban que ambas opciones estaban muy parejas.

Madrid dio todos los pasos para que no haya el mínimo vestigio de legalidad en la votación, ya que clausuró los recursos informáticos para el conteo de votos e incautó las actas que podrían certificar el resultado y las boletas electorales. No sólo eso, bloquearon todos los sitios de Internet donde pudieran obtenerse datos o publicidad sobre el referéndum, una medida extrema que cuando la realizan otros Estados, como China o Irán, despiertan encendidas manifestaciones en favor de las libertades civiles.   

Es así que Julian Assange, el creador de WikiLeaks, publicó un tuit donde considera que «la primera guerra mundial en Internet ha comenzado en Cataluña, puesto que el pueblo y el gobierno lo usan para organizar el referéndum de independencia del domingo y la Inteligencia española bloquea links, ocupa edificios de telecomunicaciones, censura miles de webs y protocolos, etc.». «