«Las armas que Occidente le suministra a Ucrania están apareciendo en el mercado negro». El fiscal general ruso, Ígor Krasnov, dio la voz de alarma. Recalcó, además, que Moscú retiradamente advirtió que los países de la OTAN están «jugando con fuego». Horas después, quien se refirió al tema fue Mike Wats, congresista republicano, integrante de la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de EE UU: «Creo que es irresponsable destinar 40.000 millones de dólares en equipo militar que no sabemos cómo está siendo usado o dónde está. Me recuerda lo que hicimos en Afganistán cuando les dimos 80.000 millones que ahora están en las manos del enemigo».
Un dato le agrega perplejidad al asunto: realizó esas declaraciones en entrevista para Fox News, tras una visita que realizó a Ucrania, donde se reunió con el presidente Volodimir Zelenski.
Como si faltara alguna confirmación, la situación causó repercusiones en la sede misma de la Unión Europea. Sus funcionarios impulsan la creación de un Centro de Apoyo para la Seguridad Interna y Control Fronterizo: un nombre rimbombante para un organismo que se deberá encargar precisamente de prevenir y combatir el tráfico de armas enviadas a Ucrania.
Ya en marzo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov había afirmado que cualquier cargamento que contenga armas para Ucrania sería un objeto de ataque legítimo para Rusia. Así como que los intentos de saturar a Ucrania de armamento no favorecen las conversaciones ruso-ucranianas y que tendrán un efecto negativo, pero numerosos países occidentales respondieron imponiéndole sanciones y apoyaron a Kiev con suministros de armas.
Ahora, el legislador Watt, aseguró: «Si no estamos ciegos, estamos muy cerca de ser legalmente ciegos». También The Financial Times había publicado antes de esta revelación que «existe bastante evidencia de que el equipo militar enviado desde EEUU a Ucrania (cuyo valor asciende a U$S 10.000 millones) circula en el mercado negro por falta de supervisión y vigilancia una vez que desembarca en Polonia».
En el artículo se detallaba: «Todas las armas llegan al sur de Polonia, se embarcan hacia la frontera y luego se dividen en varios vehículos: camiones, camionetas, a veces autos privados. Y desde ese momento desconocemos su localización y no tenemos idea de a dónde van, en dónde se usan o si incluso se quedan en el país».
De todas maneras, la subsecretaria de Control de Armas de EE UU, Bonnie Denise Jenkins, no se hizo cargo. Apenas declaró que su país «se toma muy en serio la responsabilidad de proteger la tecnología de defensa originaria de EEUU». Y aseguró que mantienen «contacto continuo» con Kiev para tratar el asunto. Desde Bruselas, enfatizó: «Estamos seguros del compromiso del gobierno ucraniano para salvaguardar de manera apropiada las armas de EEUU». No parece que sea del todo así…
Por otra parte, Watts también se refirió que Zelenski siente que Europa «no ha cumplido con lo prometido» y básicamente depende de la ayuda militar de EE UU, por lo cual considera que su país está apoyando una «derrota lenta» de Ucrania que, en todo caso, terminará en un «empate». «