Uno tras otro, los líderes del bloque rechazaron las solicitudes de Cameron para que Gran Bretaña tenga condiciones favorables tras su partida, insistiendo en que no podrán elegir ventajosas condiciones comerciales. Sin embargo, Cameron los frustró al rehusarse a iniciar los procedimientos de divorcio de inmediato, y declarar que le dejará las negociaciones de la salida a su sucesor.
«Todos quieren que aparezca un modelo claro» para las relaciones futuras de Gran Bretaña con el bloque, dijo tras lo que es posiblemente su última cena con sus contrapartes de la Unión Europea. Agregó que «no puede establecer un lapso para ello».
La canciller alemana Angela Merkel rechazó la posibilidad de que el sucesor de Cameron podría no comenzar el proceso formal de retiro de la Unión Europea debido a la revuelta financiera que provocó el referendo y la extensa confusión sobre cómo sacar al país de la Unión Europea.
«No veo la forma de revertirlo», dijo Merkel tras las reuniones del martes. Dijo que no es momento para «ilusiones».
El presidente del Consejo de la Unión Europea, Donald Tusk, estuvo de acuerdo: «Europa está lista para iniciar el proceso de divorcio, incluso hoy mismo».
La votación de la semana pasada desató una agitación financiera y política, no solo en Gran Bretaña, sino también en la Unión Europea, la mayor potencia económica del mundo, y casa de 500 millones de personas. El inesperado triunfo del voto por desincorporarse de la UE despoja al bloque europeo de su mercado financiero más rico, su mayor potencia militar y un gigante diplomático.
Durante la cumbre, Cameron se sentó en un extremo de la mesa ovalada, argumentando por las mejores condiciones posibles de salida para su nación. Otros líderes europeos se rehusaron a negociar, al parecer ansiosos de sacar a Gran Bretaña lo antes posible para evitar una mayor crisis económica y política luego del shock y las emociones del referendo británico de la semana pasada.