El supuesto hackeo al Partido Demócrata para favorecer la elección a presidente de Donald Trump que se atribuye al gobierno de Rusia, o al menos a grupos apoyador por Vladimir Putin, parece no estar en duda a medida que pasan los días. Desde los años de la Guerra Fría no se presenciaba un enfrentamiento de tales proporciones entre EE UU y la ex Unión Soviética.
La supuesta acción de Putin puede estar basada en lo que sucedió en un país que, en estas lides, podría decirse que es periférico. En 2012, el entonces candidato de México Enrique Peña Nieto contrató al hacker colombiano Andrés Sepúlveda para minar las campañas de los adversarios. El equipo de Sepúlveda, según confesó el mismo delincuente cibernético, instaló software malicioso en las sedes de Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, a través de los que obtenía información cuando los equipos de los candidatos preparaban discursos, se enteraba de las reuniones futuras de los oponentes y los horarios de campaña antes de que sus propios equipos lo hicieran.
Contaba con un presupuesto de 600 mil dólares y entre sus tareas principales tenía la creación de cuentas falsas en redes sociales (bots), que operaban a favor de Peña Nieto poniendo temas en la agenda como el plan del candidato del PRI para poner fin a la violencia del narcotráfico. Sepúlveda logró crear cerca de 30 mil bots de Twitter, y así inició conversaciones como la de que, cuanto más creciera la candidatura de López Obrador, más se hundiría el valor del peso.
La teoría que circula por estos días supone que los gobiernos de las potencias buscan intervenir en las elecciones de terceros países para favorecer el triunfo de sus amigos. A la luz del extremo acercamiento de Trump a Moscú y de su desdén hacia China, la posibilidad no es desdeñable.
La que parece tenerlo claro es Angela Merkel, que se acaba de postular para un cuarto mandato. Alemania, un país tradicionalmente acomplejado en materia militar por el oscuro pasado del III Reich, es el primero que dispuso crear un ejército cibernético, al menos en forma pública. El año pasado la red interna del Parlamento alemán fue pirateada, produciendo una importante pérdida de información. En el gobierno alemán vieron claros indicios de que el ataque vino de computadoras situadas en Rusia. Más recientemente Deutsche Telekom, la mayor compañía de telecomunicaciones de la Unión Europea, fue víctima de otro ataque, dejando a 900 mil de sus usuarios en suelo germano sin internet.
A la fuerza militar que Merkel prepara se le dio el mismo estatus que a los tradicionales ejércitos de tierra, mar y aire. A principios de 2017, el ciberejército tendrá unas 13.500 personas, procedentes en su mayoría de otros servicios y fuerzas militares. También está prevista la incorporación de 2000 nuevos efectivos para la defensa del ciberespacio. En total, serán casi unos 16 mil.
Aunque no se conocen las cifras de este nuevo ejército alemán, bien vale el dato de que en la defensa del ciberespacio el Pentágono tiene presupuestados para 2017 unos 7000 billones de dólares. Ese monto es casi un 20% de todo el presupuesto de defensa de Alemania. «