Pese a repetidas amenazas de Estados Unidos, la Asamblea General de la ONU aprobó este jueves una resolución no vinculante que rechaza el reconocimiento que hizo el presidente norteamericano, Donald Trump, de Jerusalén como la capital de Israel.

La decisión de la ONU fue respaldada por 128 votos frente a nueve en contra y 35 abstenciones. Argentina se abstuvo, pese a que en 2010 el Estado reconoció al Estado de Palestina “dentro de las fronteras definidas en 1967″, lo que significa en los territorios de Cisjordania, la Franja de Gaza y la parte oriental de Jerusalén. 

La sesión, convocada por los países árabes, se realizó tres días después de que Washington hiciera caer con su voto una resolución similar en el Consejo de Seguridad, donde tiene derecho a veto.

En la Asamblea General, en cambio, están todos los países representados, cada uno tiene un voto y ninguno puede vetar. Sin embargo, las resoluciones que emana de ese cuerpo no son vinculantes. 

Ayer, en la víspera de la sesión, Trump se quejó de la ONU, organismo al que ya durante la campaña política, en 2016, se había referido como «un club de gente que se junta, habla y la pasa bien».

«Toman cientos de millones de dólares e incluso miles de millones de dólares y luego votan contra nosotros. Bien, estaremos observando esos votos», amenazó.

«Déjenlos votar en contra nuestra -agregó-, ahorraremos un montón. No nos importa», afirmó el mandatario estadounidense.

Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expresó hoy su rechazo al voto en la Asamblea General de la ONU, a la que se refirió como la «casa de las mentiras».

Netanyahu advirtió que los países que están en contra de Israel se arrepentirán de esa actitud y vaticinó que el traslado de la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén impulsará a otros países a hacer lo mismo.

La actitud «de muchos países en todos los continentes está cambiando fuera de la ONU y finalmente se filtrará en las paredes de la casa de las Naciones Unidas, la casa de las mentiras», expresó Netanyahu en un discurso durante la inauguración de un hospital universitario en la ciudad de Ashdod, en el este del país.

«Jerusalén es nuestra capital, continuaremos construyendo aquí y las embajadas de los países, encabezadas por Estados Unidos, se trasladarán a Jerusalén», aseguró.

Trump reconoció el 6 de diciembre a Jerusalén como capital israelí, rompiendo décadas de consenso internacional, según el cual el estatus final de la ciudad debe ser acordado en un proceso de paz entre israelíes y palestinos.

La decisión generó el rechazo de los líderes de todo el mundo, que advirtieron sobre el riesgo a una escalada de violencia en la zona y le dieron la espalda a Estados Unidos, que quedó sólo defendiendo una decisión que rompe con 70 años de política de Estado. 

«Jerusalén es la capital de Israel, lo reconozca o no la ONU. Le llevó a Estados Unidos 70 años reconocer esto oficialmente y llevará años a la ONU reconocerlo también», expresó la oficina del premier israelí en un comunicado, difundido por la agencia de noticias EFE. 

El texto que trataron hoy los 193 Estados miembros de la ONU reitera la doctrina del organismo sobre Jerusalén y no menciona de manera explícita a Estados Unidos.

Es similar al de una resolución que los estadounidenses vetaron el lunes en el Consejo de Seguridad.

Ese día, Estados Unidos también quedó aislado en defensa de su decisión, con los otros 14 países miembros votando a favor del texto, incluidos algunos de sus aliados más cercanos como el Reino Unido, Japón y Francia.

En el caso de la Asamblea General, ningún Estado tiene poder de veto, por lo que según analistas el resultado de la votación podría determinar un contundente rechazo a la iniciativa de Trump de designar a Jerusalén como capital de Israel y su orden de trasladar a la Ciudad Santa la embajada estadounidenses en Tel Aviv,

No obstante, las resoluciones de la Asamblea General no tienen el carácter vinculante de las del Consejo de Seguridad.