Las candentes revelaciones del príncipe y la princesa de Sussex en la entrevista con Oprah Winfrey hace menos de una semana distrajeron, por unos días, la atención sobre la pandemia y suscitaron una serie de discusiones acerca del racismo en el seno de la monarquía británica. Meghan, cuya madre es afroamericana, contó que había tenido pensamientos suicidas y que no había recibido apoyo de parte de “la firma” (término con que se refería a la familia real). También reveló que, estando embarazada, un miembro de la familia le hizo un comentario sobre el color de piel que tendría Archie, su primer hijo, lo que generó no solo el asombro de Oprah, sino del mundo entero.
Para muchos, y con razón, el dramatismo con que se expresaron el príncipe y la princesa de Sussex es cuanto menos desacertado. Se trata, después de todo, de dos personas ricas exponiendo sus problemas personales en un contexto de pandemia, en el cual millones de personas están sufriendo no sólo la enfermedad y la muerte, sino también la falta de trabajo. Sin embargo, en el Reino Unido la entrevista generó también discusiones más profundas acerca del racismo en la sociedad británica, la realeza y la prensa.
Si bien la monarquía no está en cuestión (las encuestas indican que británicos de todas las edades la apoyan), la prensa británica puso el acento en el racismo. El Reino Unido tiene una composición étnica multicultural, pero está fuertemente en debate la falta de representación de estas minorías en sus instituciones (la realeza incluida). Aún siendo un país que se autopercibe como menos racista que, por ejemplo, Estados Unidos, esta discusión ha venido ganando terreno, sobre todo luego del asesinato de George Floyd. Por ejemplo, The Economist reportó que mientras solo el 31% de los británicos blancos creen que su país es racista, este número escala al 46% entre los británicos provenientes de minorías étnicas. El casamiento de Harry y Meghan había sido prueba de que la monarquía podía llegar a ser multicultural, pero su partida de la casa real y la entrevista con Oprah vinieron a deshacer esa percepción positiva que comenzaba a tenerse de los “royals”. Más aún, las declaraciones también suscitaron discusiones respecto de los sesgos racistas de la prensa amarillista. El Daily Mail, por ejemplo, ha sido expuesto por darle un trato a Kate Middleton completamente opuesto al de Meghan Markle, celebrando, por caso, que Kate se tocara la panza al estar embarazada y criticando a Meghan por hacer lo mismo.
Estas cuestiones pueden parecer triviales, pero las minorías étnicas en el Reino Unido se han puesto del lado de la pareja en una cruzada contra el racismo de la monarquía y de la sociedad en su conjunto. Como le dijo el periodista Archie Bland a la periodista Anushka Astana en el podcast «Today in focus» de The Guardian, “sobre todo en momentos como estos, queda en evidencia que la monarquía es una especie de reflector de las fricciones culturales del momento.”