La represión política en contra de los estudiantes registrada el miércoles en Brasilia es la mayor en ese país desde 1984, el último año de la dictadura que asoló el país por 20 años. Así lo reflejan los medios alternativos brasileños, que destacan principalmente la violencia con que las tropas de la Policía Militar agredieron a los integrantes de una marcha multitudinaria desarrollada en el Congreso Nacional, en Brasilia, mientras los legisladores disfrutaban de un cocktail, indica el portal de APN, la Agencia Petrolera de Noticias, un medio vinculado al Sindicato de Petroleros de Río de Janeiro.
La cobertura de APN señala que los estudiantes venidos de todo el país en unos 300 ómnibus ocuparon la capital brasileña y fueron reprimidos en la Explanada de los Ministerios de un modo que, resalta, no se veía desde los años de Plomo.
Los jóvenes protestaban contra la decisión de los diputados que habían aprobado tiempo antes un proyecto de enmienda constitucional que pone techo al gasto fiscal por 20 años, una medida que dejaría sin cobertura y con ajustes permanentes a beneficios sociales por las próximas dos generaciones y que irónicamente los sectores de la izquierda llaman Ley del Fin del Mundo.
Una profesora de la Universidad del Estado de Río de Janeiro que fue testigo de la violencia policial dijo a APN que la Policía Militar atacó a los manifestantes, que estaban sentados frente al Senado, en su mayoría menores de edad, con bombas de gas lacrimógeno. La docente agregó que la PM infiltró a provocadores enmascarados para atraer las bombas contra los vendedores de agua y comida que estaban en la zona.
Estudiantes, sindicalistas e integrantes de movimientos sociales de izquierda se concentraron desde mediodía del miércoles en el Museo Nacional afirma un despacho de Sputnik- y desfilaron por la explanada de los Ministerios hasta el Congreso Nacional.
Un amplio cordón de seguridad de la Policía Legislativa impedía que los manifestantes se acercaran al estanque que rodea la entrada al edificio del Congreso, donde están el Senado y la Cámara de Diputados.
Los parlamentarios votaban el proyecto de reforma, conocido por su nomenclatura legislativa como PEC 55, que para los manifestantes tendrá graves consecuencias en la sanidad, educación y cultura porque establece un límite de gasto para los próximos 20 años, ya que propone que el gasto público solo crezca al mismo ritmo que la inflación.
Ese mismo día los diputados de la Cámara iban a votar la ley anticorrupción que en los últimos días estuvo en el centro de la polémica en los últimos días porque en un primer momento se incluyó una enmienda que amnistiaba a todos los políticos que hubieran recibido donaciones ilegales hasta la fecha.