En agosto de 1980, y de la mano del dirigente metalúrgico Lech Walesa, luego presidente del país, la ciudad de Gdansk se hizo famosa porque produjeron las grandes huelgas en los astilleros Lenin que hicieron tambalear al gobierno comunista. Fue la antesala una década más tarde de la caída de la Unión Soviética, fogoneada por otro polaco, el papa Juan Pablo II, nacido Karol Wojtila. Ahora la ciudad vuelve a estar los spots por la quema de libros de Harry Potter y de la saga de Crepúsculo. Fue un acto del que participaron una institución, SME desde el Cielo, que promociona mensajes católicos a través de una aplicación de celular, y el sacerdote Jan Kucharski, el exorcista oficial de la arquidiócesis local.
La primera información daba cuenta de que fue un ritual para destruir a «los enemigos de Dios» encarnados en libros que ensalzan la brujería, la magia y el ocultismo. A dos días de la preocupante ceremonia, los responsables salieron a explicar y a tratar de desmarcarse de acusaciones que los relacionan con aquellas grandes hogueras de libros de la era nazi. Sin embargo, como bien se dice en cualquier idioma conocido, a veces aclarar oscurece.
Kucharski, ordenado cura en 1994, ejerce en la iglesia Santa María Madre de Dios y en la de Santa Catalina de Suecia y es el exorcista de la diócesis de Gdansk, según informa al sito web del obispado.
Allí dirige un programa destinado a «la curación y la reconciliación con su propio pasado» del creyente en retiros espirituales en los que «la cruz de Cristo está en el centro y su adoración es un elemento importante en las reuniones».
En una entrevista con un medio de Gdansk, a la pregunta de cómo reaccionar ante alguien que evoca a los fantasmas, Kucharski sostiene que «este tipo de práctica no debe intentarse ni siquiera por diversión, porque en este caso la amenaza de apertura a la acción de Satanás es enorme». Acerca de las supersticiones, señala que «el cristianismo consciente nos obliga a prestar atención al hecho de que un gato negro que corre por el camino no determina nuestra felicidad, porque confiamos en Dios».
La pregunta clave de Justyna Liptak en ese artículo es cómo percibe la nueva moda del Halloween. «La admisión acrítica de este tipo de juego despierta en mí, como exorcista, la ansiedad, porque veo cómo las personas pueden dejarse llevar por lo extraño y lo diabólico. Desde mi perspectiva, también es una profanación de la fiesta que celebramos el día siguiente, es decir, Todos los Santos».
Algo de eso representó el exorcismo del domingo pasado, cuando terminaron entre las llamas libros como la saga de Harry Potter, de J.K. Rowling, o Twilight (Crepúsculo) de Stephenie Meyer. Y eso levantó críticas de todo calibre.
El acto fue organizado por la fundación SMS desde el Cielo (SMS z Nieba), un grupo religioso ultraconservador bastante popular en aquellas regiones.
«Usar horóscopos, astrología, quiromancia, profecías o presagios son manifestaciones del deseo de controlar el tiempo, la historia y la humanidad y, a la vez, del deseo de ganar poderes ocultos, por eso se trata de prácticas contrarias a la reverencia y al respeto a Dios», dice en su cuenta de Facebook (https://www.facebook.com/smsznieba/.
En ese sitio recibieron miles de cuestionamientos donde ciudadanos de a pie colgaron imágenes de la quema de libros del 10 de mayo de 1933 en la Plaza de la Ópera de Berlín, un hecho que simboliza el inicio de la dictadura nazi que comenzó con persecuciones raciales, continuó el 1 de setiembre de 1939 con la invasión a Polonia y se conrnó en el horror de los campos de concentración.
Creada en 2006 por una comunidad de católicos militantes en torno a un proyecto de Joanna Mrozik, quien envió los primeros mensajes de texto a celulares con «la palabra de Dios y los santos», la entidad está coordinada desde 2012 por Rafael Jarosiewicz, un sacerdote que continuó en la senda de utilizar los medios más actuales y efectivos para difundir la doctrina.
Es así que en 2014 puso en marcha el primer confesionario móvil. Se trata de una especie de ambulancia de color rojo que recorre las calles y las rutas del país para «socorrer a las almas.» Luego estableció una Biblioteca para los Muertos y predicó en actos que llamó El Evangelio en los techos.
Los mensajes de texto, explican en su FB, se fueron haciendo cada vez más complicados por el bloqueo de algunas empresas y porque no son gratuitos. De modo que crearon una aplicación que se puede descargar desde Google Play o App Store.
Hay 22 grupos temáticos, desde la Santa Misa a reflexiones sobre temas cotidianos o intercambio de información o material religioso. En polaco pero también en inglés.
«¿Tienes que dar algo o algo que necesitas? Escribe qué y contáctanos en [email protected]. Enviaremos esta información a través de la aplicación.» sugiere.
Este martes, ante la catarata de acusaciones, retiraron las imágenes de la quema de libros. Pero Jarosiewicz se vio obligado además a dar una explicación.
«El hecho de quemar libros y otros objetos fue desafortunado. Sin embargo, no estaba dirido contra ningún grupo social o religión, ni contra los libros como tal o la cultura. Si alguien lo tomó así, me gustaría pedir disculpas muy sinceramente».
Y luego agrega que en los últimos cinco años entregaron gratuitamente casi 250 mil libros y otros cientos de miles de revistas. Admite que fue desafortunado mostrar las fotografías de la quema -que pueden verse en esta página en una captura hecha antes de que las quitaran de la red- y señala que esperan con este mensaje calmar los ánimos.
Es cierto que no había solo libros en la hoguera del domingo. También había una máscara africana, un paraguas Hello Kitty y una figura hindú.
En trance, el exorcista Kucharski alentó ese día a destruir a «los enemigos de Dios» y tomando pasajes del Deuteronomio ordeno: «Ustedes quemarán con fuego sus ídolos».
«No se trataba de quemar los libros sino objetos asociados a la magia y el ocultismo. Además de libros, había objetos como amuletos y talismanes traídos por los fieles. Es tiempo de poner orden», argumentó Kucharski. Esto se hizo «luego de la misa de diez el domingo por la mañana, a las once. Y las ofrendas que habían sido llevadas durante la semana se colocaron frente al templo y se les prendió fuego», dijo una parroquiana a la cadena privada de televisión TVN24, según consigna un cable de AFP.
El obispado eligió el camino del silencio.