La Justicia francesa procesó este miércoles al ex presidente Nicolas Sarkozy por los presuntos delitos de corrupción pasiva, financiación ilegal de campaña electoral y apropiación indebida de fondos públicos, tras interrogarlo durante dos días sobre posibles aportes ilegales a su campaña desde Libia, informaron los diarios Le Monde y Le Parisien.
Sarkozy fue interrogado por inspectores especializados de la Oficina central de la lucha contra la corrupción y las infracciones financieras y fiscales (Oclciff), durante 26 horas, a lo largo del martes y mi´rcoles, con una pausa nocturna, en dependencias de la policía judicial en una comisaría de Nanterre, en la periferia oeste de París.
En concreto, los investigadores tratan de determinar si la campaña que lo llevó a la presidencia de Francia, que ejerció entre 2007-2012, recibió dinero no declarado del entonces líder libio Muammar Kaddafi.
La prisión preventiva bajo la cual declaró el conservador Sarkozy, de 63 años, terminó poco después de las siete de la tarde del miércoles, y el ex mandatario conservador, que lideró la intervención militar internacional que fue clave en el derrocamiento y asesinato de Kaddafi, en 2011, abandonó las dependencias policiales una hora más tarde.
Cuando ya estaba en su domicilio, a disposición de la justicia, fuentes judiciales filtraron primero a Le Monde y luego a Le Parisien la decisión judicial de inculparlo por estos graves delitos, que podrían llevarlo a la cárcel por hasta una década en caso de ser hallado culpable.
Según el código penal francés, el presunto delito de apropiación indebida de fondos públicos está castigado con hasta 10 años de cárcel y una multa de hasta 150.000 euros. La financiación ilegal de campañas electorales está castigada por el código penal francés con hasta tres años de cárcel y 45.000 euros de multa. La corrupción pasiva puede ser castigada con varios años de cárcel.
Oficialmente, la justicia reconoce la presunción de inocencia, y la inculpación o procesamiento no prejuzga ni la evolución del caso ni la sentencia final.
Por el contrario, los jueces instructores parecen contar con elementos de juicio «concordantes» que les permiten avanzar sus gravísimas sospechas, informó Le Parisien.
Sarkozy, quien se retiró de la política en 2016 pero mantiene una gran influencia dentro de Los Republicanos, el principal partido de derecha de Francia, se considera víctima de una «maquinación crapulosa», montada por personajes de la más dudosa reputación.
Varias fuentes citadas por la prensa francesa estimaron, sin embargo, que la decisión de inculpar al ex presidente parece estar «justificada» por la aparición de «nuevos elementos de juicio», apuntó Le Monde.
Mientras Sarkozy era interrogado, uno de los testigos de cargo, Ziad Takieddine, un hombre de negocios de opaca reputación, volvió a declarar a la radio RTL que había entregado personalmente al ex presidente cinco millones de euros, en efectivo, «dinero negro», según dijo, antes de su elección como presidente.
Según fuentes policiales citadas por medios, Sarkozy sostuvo una posición «muy combativa» durante las 26 horas de interrogatorios, negando todas las acusaciones y sospechas de financiación ilegal, acusando a sus acusadores de mentir y montar un escándalo crapuloso.
Los abogados de Sarkozy y varios de sus ministros, afirman que, en verdad, a su modo de ver, hace varios años que se repiten «acusaciones sin fundamento», sin que nadie haya aportado ningún tipo de prueba.
A lo largo de los últimos tres años, el escándalo de la financiación libia, real o presumida, ha tenido muchos sobresaltos, al ritmo de las declaraciones de unos testigos de cargo, «hombres de negocios» de una moralidad altamente aleatoria.
Entre las pruebas sobre la presunta financiación ilegal de la campaña figura un documento publicado en abril de 2012 por el sitio de información Médiapart: una nota de diciembre de 2006 de Musa Kusa, el que era jefe de los servicios secretos de Kaddafi, sobre la concesión de una partida de 50 millones de euros para la campaña de Sarkozy.
A falta de identificar formalmente giros bancarios directos desde Libia a las cuentas
del candidato Sarkozy, los investigadores han constatado que los responsables de los preparativos electorales manejaban mucho dinero en efectivo.
Takieddine afirma que también entregó dinero libio al jefe de campaña del ex presidente, Claude Guéant, que luego fue su mano derecha en el Elíseo y ministro del Interior.
Guéant, que al igual que Sarkozy niega los hechos, está imputado en este caso, al igual que el propio Takieddine.
El cuarto imputado hasta ahora es el magnate saudita Khalid Bushan, al que se atribuye un giro en favor de Guéant de 1 millón de euros.