Después de irse con un paupérrimo 20% de aprobación y ni siquiera poder presentarse como candidato tras una presidencia errática y convulsionada por numerosas protestas, el conservador chileno Sebastián Piñera fue nuevamente anfitrión de un encuentro de expresidentes de derecha de Iberoamérica, para crear un foro al estilo del fallido Prosur, lanzado también en Santiago y sin actividad ni objetivo aparente. El nuevo espacio lleva el pretensioso nombre de Grupo Libertad y Democracia. Se considera una contracara del Grupo de Puebla o el Foro de San Pablo, tuvo su actividad inaugural la semana pasada con una actividad bajo el título de «Quo Vadis?» y entre sus propuestas tiene «liberar» a la región de lo que consideran regímenes populistas y dictatoriales.
En el auditorio José María Aznar de la Universidad Andrés Bello, nombrado como uno de los asistentes y oradores del evento, el expresidente Piñera dejó en claro los fundamentos: la libertad que pregonan es, fundamentalmente, «económica», con un discurso nostálgico de los ’90, años de una trágica etapa neoliberal que promovió el saqueo, el endeudamiento y sometimiento de países como los latinoamericanos, con gobiernos subordinados al poder económico con epicentro en los Estados Unidos. Piñera destacó esos años como «de progreso en el mundo entero», un progreso que «retrocedió», dijo, a partir «de 2005», justo cuando empezaron a consolidarse gobiernos populares que se caracterizaron por ampliar derechos.
El encuentro se realizó apenas unos días antes de que el Grupo de Puebla se reuniera en la Argentina en un evento que tuvo como eje el apoyo internacional a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. No casualmente, además de las permanentes apelaciones a las «dictaduras» en Venezuela, Cuba y ahora también en Nicaragua, en la reunión en Santiago, Argentina fue señalada entre los países en «crisis» democrática. No faltó la participación destacada de Mauricio Macri, a distancia, para calificar al de Alberto Fernández como un gobierno «sin rumbo, sin plan, que sólo patea los problemas para adelante, problemas que van a ser muy difíciles de resolver». El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, que también participó vía Zoom, agradeció a sus pares las «palabras de aliento y de respaldo ante las oscuras intenciones de desestabilizar la democracia en mi país». Se refería a un pedido de juicio político que avanza en la Asamblea ecuatoriana, por su presunta participación en una trama de corrupción en empresas públicas. Días después, se producía el conflicto diplomático entre Lasso y Alberto Fernández por el asilo de una exfuncionaria de Rafael Correa en la embajada argentina en Quito.
Además de los mencionados, el foro está integrado también por los expresidentes Mario Abdo, de Paraguay; de España, Aznar y Mariano Rajoy; los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox, y otros ex jefes de Estado latinoamericanos como Iván Duque (Colombia), Jorge «Tuto» Quiroga (Bolivia) y Andrés Pastrana (Colombia). Todos ellos simpatizantes de lo que fuera el extinguido Grupo de Lima, aquel espacio creado para ayudar a la oposición venezolana a derrocar a Nicolás Maduro. Todos integrantes del espacio Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), que proclama la defensa de la democracia y la libertad, pero que acusa al destituido Pedro Castillo de haber dado un «golpe de Estado» en Perú, sin mencionar el asedio y las maniobras antidemocráticas a las que lo sometió la derecha peruana desde que asumió. Este grupo además impulsó en 2021 una carta de apoyo a Macri por la causa por espionaje a familiares del ARA San Juan. El nuevo espacio promete sumar a nuevos miembros del espectro conservador. Un ausente notorio en este primer encuentro fue el presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou.
En las presentaciones, los participantes hicieron referencias a sus países, sobre todo aquellos donde hay gobiernos populares, para señalar aspectos que lesionan la calidad democrática, en su visión. Por ejemplo, Calderón criticó al presidente Andrés Manuel López Obrador por atacar «la libertad de expresión». En sintonía con el lawfare, se hicieron señalamientos de corrupción y supuestos pactos con el narcotráfico.
Muchos de ellos referenciaron sus posiciones en los investigadores de Harvard, Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, que en 2018 publicaron el best seller Cómo mueren las democracias y que sostienen que los llamados «populismos» ponen en riesgo el orden democrático del mundo. También basaron sus ponencias sobre los avances contra la «libertad económica» en informes de Freedom House y The Economist, que entre los factores que consideran restrictivos señalan los impuestos y las regulaciones estatales. «