Un ajustado fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que satisface el paladar xenófobo de Donald Trump indigna a los mexicanos y plantea una controversia internacional. El caso era la última instancia en una demanda judicial por el asesinato de un chico mexicano de 15 años a manos de un guardia fronterizo -de origen hispano- en el cauce del Río Bravo, entre Ciudad Juárez y El Paso, en julio de 2010. Entre las aristas que los legalistas encuentra en la decisión de rechazar la demanda de los familiares del menor, figuran que con este fallo, para el supremo tribunal de esa nación, en la frontera no rige la Constitución. Pero sobre todo, critican que protege a un agente estatal que atacó a un ciudadano mexicano del otro lado de la frontera.
Los hechos crudos indican que Sergio Adrián Hernández Güereca jugaban en el canal del rio, que a esa altura del año estaba seco. La diversión consistía en correr hasta el lado de EEUU y volver a México. Travesuras de muchachos de entre 14 y 16 años que viven en esa región asolada por la violencia.
El caso es que ese día tuvieron la mala suerte de cruzarse con Jesús Mesa Junior, de quien no hay mayores datos en el fallo. En algún momento Mesa intentó detener a uno de los niños y el resto, entre ellos Sergio, cruzaron hacia el área mexicana. Mesa desenfudó su arma reglamentaria y disparó. Sergio cayó herido por un balazo que le atravesó la cara. Cuando llegaron los médicos del servicio de urgencias, ya estaba muerto.
El agente declaró que no estaban jugando sino que, para él, o estaban intentando introducir drogas en EEUU o querían cruzar de manera ilegal. No hubo pruebas de ninguna de estas sospechas.
La causa atravesó todos los estamentos judiciales de EEUU y en esos estrados obtuvo el apoyo de organizaciones defensoras de los derechos civiles. Hasta que la causa, luego de los vaivenes normales en la justicia, llegó al máximo tribunal.
Esta corte es de las más conservadoras que se recuerde en la historia de Estados Unidos.
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El 6 de octubre de 2018 Brett Kavanaugh logró la nominación e inclinó la balanza en contra de los jueces más políticamente liberales. Precisamente el fallo en el caso Hernández Vs. Mesa Jr repite este esquema: el dictamen fue de 5 a 4 por denegar el derecho a litigar a los familiares en EEUU, alegando que el crimen no se cometió dentro de territorio estadounidense. Y que por lo tanto el chico no estaba protegido por las leyes estadounidenses.
Esto tira la pelota hacia el gobierno de México, que no parecía tener demasiadas esperanzas en torcer el rumbo que se avizoraba para el proceso. Cuando empezó a rodar el caso, hacía poco más de un año que estaba en la Casa Blanca Barack Obama y mantenía un cierto discurso aperturista. Sin embargo, en 2012 el Departamento de Justicia, la fiscalía local, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional informaron que no presentarían cargos contra Mesa Jr. El comunicado afirmaba que para semejante determinación «tuvo en cuenta pruebas que indicaban que las acciones del agente constituían un uso razonable de la fuerza o constituirían un acto de autodefensa en respuesta a la amenaza creada por un grupo de contrabandistas lanzando piedras al agente y a su detenido”.
Del otro lado de la frontera, en cambio, en 2010 estaba Felipe Calderón, muy cercano a los intereses de los sectores más conservadores de EEUU y con pocas ganas de salir en defensa del ciudadano. Porque en verdad, el caso debería haberse presentado como un incidente internacional ya que nadie niega que el chico fue baleado desde territorio estadounidense pero estaba en suelo mexicano.Por mucho menos que eso se han iniciado guerras en la historia de la humanidad. precisamente desde la administración de Andrés Manuel López Obrador sostienen qué habría pasado si elcaso hubiera sido al revés: un agente meicano que dispara contra niños estadounidenses en territorio estadounidense.
Desde que llegó al Salón Oval, Donald Trump tomó este juicio como un caso testigo y ajustó las clavijas para que todo siguiera el mismo rumbo. Su campaña de 2016 se basó en criminalizar a los mexicanos en particular y los inmigrantes latinoamericanos en general. No daba para cambiar en la Corte lo que venía ocurriendo en los estrados inferiores. Con la nominación de Kavanaugh logró la mayoría derechista que le garantizaba este fallo, que celebró especialmente.
Una crónica de The Huffington Post destaca que el sitio donde cayó Sergio está lleno de grafittis en su memoria. María Guadalupe Güereca, la madre del menor, lo recuerda como un chico muy estudioso que aspiraba a ser militar, mientras que todos los testigos afirman que no había tirado piedras. Que solo participaba de un juego. El agente, mientras tanto, pidió traslado y se mudó de El Paso.