La teoría del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la creación del coronavirus en un laboratorio de China fueron desmontadas hoy por la CIA, en medio de las filtraciones a la prensa acerca de que funcionarios habrían presionado a los servicios de inteligencia para que busquen pruebas que sostengan la hipótesis. La oficina del director de la Inteligencia Nacional estadounidense, Richard Grenell, dijo en un comunicado que se determinó que el coronavirus «no es ni artificial ni genéticamente modificado».

La CIA destacó además que sigue buscando el origen del virus para «determinar si la epidemia comenzó por un contacto con animales infectados o si fue el resultado de un accidente de laboratorio en Wuhan», ciudad china donde surgió la pandemia por la que ya murieron 231.808 personas en todo el mundo y produjo 3.260.964 contagios.

Hasta la fecha se desconoce la fuente del coronavirus, aunque desde el gobierno de Washington, incluido el propio Trump, se insinuó que se originó en un laboratorio chino. En contraposición, autoridades chinas promovieron la teoría de que soldados estadounidenses introdujeron la enfermedad durante su participación en los Juegos Mundiales Militares de Wuhan, en octubre pasado.

La declaración de los servicios de inteligencia se produce después de que Trump dijera que no descartaba reclamar una compensación a China por la epidemia que se desató en ese país en diciembre pasado. El anuncio de la CIA también coincide con la publicación de un artículo de The New York Times, que asegura que funcionarios de alto rango de la administración Trump presionaron a la agencias de espionaje en busca de pruebas que apoyen la teoría de que el virus fue creado en un laboratorio en Wuhan.

Según el diario, que cita a funcionarios y ex funcionarios estadounidenses, hay asistentes de Trump y legisladores republicanos que pretenden culpar a China de la pandemia para desviar la responsabilidad de la gestión que el gobierno ante la crisis en Estados Unidos, el país con el mayor número de casos -más de un millón- y con más de 60.000 fallecidos.

De acuerdo con The New York Times, el secretario de Estado, Mike Pompeo, está liderando estos esfuerzos del Ejecutivo, mientras que el vice asesor de Seguridad Nacional, Matthew Pottinger, estuvo presionando a los servicios de Inteligencia desde enero para que reúnan información que sustente la hipótesis del virus generado en un laboratorio del gigante asiático.

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Kayleigh McEnany, secretaria de prensa Casa Blanca, brinda su informe a los periodistas.
(Foto: AFP)

Trump se refirió hoy en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca al asunto: «Acabamos de ser golpeados por este virus atroz que nunca debería haberse permitido que escapara de China, deberían (los chinos) haberlo detenido en origen, no lo hicieron». Su portavoz, Kayleigh McEnany, fue aún más lejos cuando fue preguntada por los reporteros sobre si el presidente piensa que China está haciendo lo posible para que no sea reelegido en los comicios de noviembre próximo. «¿Por qué China querría la reelección de un presidente que finalmente ha tenido el coraje de ponerse cara a cara (frente a ellos)? Él (Trump) simplemente está mencionando el hecho de que a China le gustaría ver a otra persona en este cargo», dijo la portavoz.

Por su parte, el diario The Washington Post publicó hoy que funcionarios de alto rango estadounidenses comenzaron a explorar la posibilidad de imponer un castigo o pedir compensaciones económicas a China por su gestión de la pandemia. Según el Post, Trump y sus asistentes han analizado en privado la posibilidad de arrebatar al gigante asiático la «inmunidad soberana», con el objetivo de que tanto el gobierno de Estados Unidos como las víctimas puedan demandar a China por los estragos ocasionados por el coronavirus.