La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, acusó en una serie de tuits al presidente argentino Mauricio Macri de intentar destruir al Mercosur por orden de EE UU.
En uno de los mensajes en la red social, Rodríguez señala que Macri «pretende la destrucción de Mercosur, atendiendo libreto desde EE UU que lo lleva a cometer errores históricos».
«Venezuela, respetuosa del Derecho, y en ejercicio pleno de la Presidencia Pro Témpore de Mercosur, no permitirá su destrucción», dice otro de los textos de la ministro de Relaciones Exteriores venezolana.
Según la canciller bolivariana, el gobierno de Nicolás Maduro le señaló al de Macri «verdades que su sordera oligárquica estimulada desde Washington le impide escuchar».
Y agregó a continuación que «es la misma sordera arrogante que no le permite escuchar al pueblo argentino, hoy sumido en la desesperanza de un gobierno neoliberal y antidemocrático».
«Preguntó al Sr @mauriciomacri qué parte de la verdad sobre la Patria de Bolívar y nuestra revolución no entendió en la pasada cumbre del Mercosur», añade la funcionaria diplomática, que remata sus tuits con uno laipdario: «El que se mete con Venezuela se seca!»
La situación en el organismo regional esta en su más profunda crisis luego de que los gobiernos de Argentina, Paraguay y el interino de Brasil rechazaran el traspaso de la presidencia pro tempore de Uruguay a Venezuela, como corresponde por reglamento, con la excusa de que el país caribeño no cumplió con todos los requisitos para ser un miembro con pleno derecho.
Macri, acérrimo enemigo del chavismo como lo mostró incluso desde la campaña presidencial, volvió el miércoles a atacar a la gestión de Maduro y dijo que la situación de los Derechos Humanos en aquel país «es un desastre», siguiendo la lógica que plantea Washington. Las autoridades transitorias de Brasil también pusieron en la mira a Caracas.
Cabe recordar que el ingreso de Venezuela fue aprobado a instancias de Dilma Rousseff y Cristina Fernández, tras el golpe institucional ejecutado por su vicepresidente contra el mandatario paraguayo Fernando Lugo, en 2012. Un golpe que sirvió de experimento para el que ahora la propia Dilma sufrió de parte de Michel Temer.