Cuando caía la noche del domingo 15 de agosto en Kabul algunas preguntas flotaban en el aire; ¿Cómo quedaría el nuevo escenario regional? ¿qué movimiento geopolítico subterráneo está ocurriendo que todavía no es mensurable? Para intentar articular alguna respuesta tenemos que revisar los hechos
Durante siglos los nueve países que hoy conforman el corazón de Asia Central (Afganistán, Tayikistán, Kirguistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Azerbaiyán, Armenia, Georgia y Kazajistán) fueron escenario de disputas imperiales, divisiones étnicas y diferencias religiosas. Por allí pasaron persas. mongoles, otomanos, así como británicos y rusos en el “Gran Juego “del siglo XIX, entre otros. Son países que, o no llegaron a constituirse como estados nacionales o bien lo hicieron con muy baja institucionalidad. A partir de 1865 con la toma de Taskent, capital de Uzbekistán, por la Rusia zarista, la influencia de este gran país siempre fue importante, salvo en el periodo 1990-2000.
Con el inicio del siglo XXI se producen 5 fenómenos simultáneos en la región:
- El regreso de Rusia.
- El desembarco de EEUU y la OTAN en el “Gran Medio Oriente”.
- La creciente influencia de China en la zona especialmente en Irán y Pakistán.
- Pakistán gira de aliado occidental a la cooperación con China.
- La revolución islamista iraní se convierte en influyente actor regional.
- Los EEUU y la OTAN se envalentonaron en Afganistán (2001) y en Irak (2003), se pasearon triunfantes en Libia (2011) y se frustraron en Siria (2015) donde el pueblo y su gobierno, con la colaboración de la fuerza aérea rusa determinan una nueva línea roja.
- Asimismo, se fortalecía la alianza sino-rusa, surgían: la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en 2001, que reúne a Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, luego en 2014 se incorporaban Pakistán e India, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la Unión Económica Euroasiática (UEE) Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, la BRI (Belt and Road Iniciative) o La Nueva Ruta de la Seda y los BRICS. Tanto la UEE como la BRI están gestionando para trabajar en conjunto.
Mientras tanto la crisis de EEUU se profundizaba, tanto en lo interno con la disputa entre los modelos globalistas, americanistas y proteccionistas, el surgimiento del fenómeno de la inflación, la caída de salarios, la multiplicación de pobres y el estancamiento económico y social, como en el plano internacional con el debilitamiento de su poder hegemónico. EEUU había cedido a los países orientales el liderazgo en la innovación productiva, el dólar se debilita constantemente, es superado en algunas áreas tecnológicas y ahora el poder militar se ve cuestionado.
Por otro lado, es notorio el estancamiento del crecimiento y el desarrollo de los países europeos, donde se comienza a cuestionar en algunas sociedades los beneficios de la unidad lograda.
La caída de Kabul el 15 de agosto no fue sorpresa, había madurado una situación insostenible para las potencias occidentales. El 2 de febrero del 2020 en Doha se reunieron Mike Pompeo, ex Secretario de Estado en ese momento, y una delegación talibán acordando los términos de la retirada.
Algunas claves para asomarse al futuro
- El mundo se ha transformado desde 1996. Reemergieron antiguas potencias. Entramos en la era del multipolarismo.
- El gobierno afgano necesita reconstruir el país y para eso es imprescindible la ayuda internacional. Deberá negociar muchos aspectos de su gobierno y dejar atrás practicas descalificadoras e inaceptables en un mundo globalizado.
- EEUU no se retirará de la región, intentará con nuevas estrategias avanzar en su “plan de operaciones”, pero el golpe que sufrió es enorme, tanto en lo material como en lo simbólico.
- China seguirá con su proyecto (BRI) conectando Eurasia e instalándose como el nuevo arbitro regional. En noviembre del 2020 se firmó el mega acuerdo RCEP (Asociación Económica Integral Regional) con el liderazgo de China y el mayor acuerdo comercial entre Europa y China. En 2019 se concretó el multimillonario acuerdo comercial entre Irán y China, U$S 400 mil millones. En 2020 se finalizaba la obra CPEC (Corredor Económico China- Pakistán) del Puerto de Gwadar en Pakistán a la ciudad de Kashgar, Provincia de Xinjiang China
- EEUU tendrá que re balancear su política y estudiar el resultado de la teoría del “caos permanente y la guerra sin fin” de Donald Rumsfeld y Arthur Cebrowski, y la prepotencia inconducente del destino manifiesto.
- La Unión Europea deberá negociar con el gobierno afgano (acaba de reconocerlo, tratando con distinta vara los casos de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bielorrusia e Irán, a los cuales considera “transgresores” de los derechos humanos) si quiere seguir teniendo alguna influencia en la zona.
- Oportunidad histórica para que el gobierno talibán reconstruya el país.
- Una incógnita es como se van a incorporar en el nuevo proceso tanto el ejército armado por EEUU como la burocracia cipaya, que hoy trata de huir del país.
- Rusia más cautelosa trata de recobrar influencia sin agitar viejos rencores, intentará junto a China estabilizar la región.
- Habrá que ver como EEUU metaboliza la derrota. Los tiempos han cambiado, por ejemplo, ya no va a poder desatar una ola de feroces dictaduras en América Latina como lo hizo después de la derrota en Vietnam.
La caída de Kabul es una etapa más del descenso del poder estadounidense y una confirmación del cambio de eje económico y geopolítico de occidente a oriente. Se podría decir que a pesar de las reservas que ofrecen los antecedentes de los talibanes es un paso positivo en el sentido de la autodeterminación de un país invadido y de un avance del dialogo de las naciones hacia nuevas reglas de juego coparticipables