–¿Cuál es origen del conflicto y las causas principales de haber llegado a este punto?
–Hay que decir que el gobierno de Luis Arce recibió una gestión pública azotada luego de la ruptura constitucional, el gobierno de facto y la pandemia. Heredó una crisis económica profunda. Y en esas condiciones se viene intentando reconstruir la economía. El conflicto se inicia cuando el sector de Evo Morales comienza a poner una serie de trabas en la Asamblea Legislativa y no permite que se pueda avanzar en muchos proyectos. Desde el primer momento en que Arce asumió la presidencia, el señor Morales ha estado intentando sabotear, primero en la Asamblea y ahora con los bloqueos de carreteras. Y todo por la cuestión de su candidatura. Empieza a primar su interés personal y decide llevar al paredón al pueblo de Bolivia, a todas las organizaciones, y chantajear a cambio de que lo habiliten para ser candidato presidencial. Eso lo tienen que resolver en el órgano electoral, no con el Ejecutivo, no con el pueblo boliviano.
–Desde el evismo denuncian un cambio en el rumbo del proyecto, principalmente en el modelo económico. ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo ha impactado esta disputa en la dinámica de los movimientos sociales?
–La filosofía, el paradigma con el que se ha construido el proceso de cambio es claro, eso no ha cambiado. El problema es que Morales tiene un alto interés en ser candidato sabiendo que ya no puede, que hay una Constitución que lo inhabilita. Este interés personal es lo que está arrastrando a este conflicto y está condicionando a los pocos seguidores que tiene a nivel nacional. Las organizaciones sociales legítimas, legales, ya le han dicho al señor Morales que no perjudique más al país, que no sabotee la gestión de gobierno. La estructura orgánica obrera, laboral, indígena, originaria y campesina ha sabido garantizar la unidad y el apoyo de Morales ha quedado reducido sólo a las seis federaciones del trópico de Cochabamba.
–¿Qué posición tiene el gobierno respecto a las denuncias judiciales contra Evo?
–Como dijo nuestro hermano presidente, eso corresponde al escenario judicial y nosotros nunca vamos a hacer uso político de ese tema, más al tener implicados menores de edad. Pero sí nos preguntamos: ¿cómo queda el movimiento indígena y campesino después de esto? ¿Cómo va a ser visto? Las responsabilidades que Morales tiene por las diferentes denuncias, las deberá asumir él en las vías que corresponde que es el escenario judicial. Las organizaciones ya lo han desconocido. Si es responsable de lo que se lo está acusando ahí encontrará las sanciones, y eso no es persecución política. Si el señor ha incluido en la vulneración de normas, hay leyes que tiene que cumplir, así de sencillo.
–¿Queda alguna rendija para encaminar un proceso de diálogo y retomar caminos de unidad de cara a las elecciones de 2025?
–La unidad es fundamental para ganar cualquier proceso electoral, pero nuestro hermano presidente nos ha pedido que haya unidad para garantizar la solidez de las organizaciones sociales. En ningún caso la elección será fácil pero será más llevadera si están unidas las organizaciones sociales. Morales lo que está haciendo es confabular, no está siendo honesto con el pueblo de Bolivia, que le pide que pare de castigar a los bolivianos y bolivianas. Nuestra economía está siendo azotada muy duramente por sus bloqueos y es una molestia terrible. Desde el gobierno siempre hubo la voluntad de querer construir puentes de diálogo, pero lamentablemente Morales no tiene la más mínima intención de dialogar. Ahora muy hipócritamente dicen que quieren diálogo cuando lo que realmente están buscando, la agenda de ellos, es intentar salvarlo de los procesos judiciales. En verdad lo que quiere Morales es hacer acortamiento del mandato de Arce. Lo que quiere es derrocar al gobierno. «