Mientras el primer ministro canadiense Justin Trudeau se acurruca hasta por las dudas en el regazo de Donald Trump, la Universidad de Toronto estudia en serio, y en buen sentido, la realidad americana. ¿Un ejemplo? Su Laboratorio Ciudadano acaba de revelar cómo los aliados de Estados Unidos –las multinacionales del espionaje electrónico y el Estado de Israel– violan la soberanía de los países periféricos y prestan un excelente servicio a la Casa Blanca y su servidumbre global. Los ciudadanos portadores de un teléfono celu-lar en al menos 25 países, de los cuales siete son de América Latina –México, Chile, Perú, Ecuador (la Alianza del Pacífico), Guatemala, Honduras y El Salvador–, son espiados y se convierten en blanco de una forma de represión más sofisticada que la del garrote.
Los dueños de un teléfono inteligente, es especial de los iPhone, son víctimas del software creado por Circles Cloud, una empresa fundada en 2008 e integrada en 2014 al NSO Group de Israel, desarrollador del célebre programa de espionaje Pegasus. Aunque Cir-cles aseguró a los investigadores del Citizen Lab que sólo vende sus servicios a los gobiernos, todo dice que los carteles mexicanos de la droga están entre sus clientes. El británico The Guardian apuntó en esa dirección y el The New York Times dijo que, previo pago de 77.000 dólares, cualquiera puede hacerse del “software malicioso”. La Universidad de Toronto advirtió sobre el uso de Circles, en especial contra defensores de los DD HH, militantes sociales y pueblos que luchan por sus derechos, como los mapuches.
En México, en el sexenio del ultra liberal Enrique Peña Nieto (2012-2018) se denunció el uso abusivo del Pegasus. Al asumir, en 2018, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador prometió acabar con estas prácticas, pero dos años después no ha cumplido y, acosado por nuevas circunstancias, inició una reforma referida a la seguridad, que pone límites al FBI y a la DEA pero nada dice sobre el software espía de Circles (ver aparte). El Citizen Lab detectó ahora en México la existencia de diez sistemas de Circles deno-minados Mercedes Ventura y otros programas del NSO Group. Nueve de ellos están al servicio de la Secretaría de Marina, un cuerpo acusado por violaciones de los derechos humanos, torturas, actos de aberración sexual, detenciones ilegales, secuestros y desapari-ciones.
En Chile, un informe anterior del Citizen Lab había señalado que Carabineros –el cuerpo de policía militarizada– hacía espionaje in-terno, interceptando llamadas telefónicas, chats de WhatsApp y mensajes de Telegram de al menos 25 periodistas y militantes de distintas áreas. Entre ellos, espió a referentes mapuches y en un acto de torpe admisión de “pecados” citó conversaciones así obteni-das para plantar pistas falsas en sus teléfonos y justificar la detención de los líderes. Con el nombre clave Cadillac Polaris se detectó además un Circles Cloud operado por la Policía de Investigaciones.
En Perú y Ecuador se identificó un solo sistema de Circles. En el caso peruano “parece” operado por la Dirección Nacional de Inte-ligencia. El sistema se llama Porsche Pisco. Anteriormente, la agencia de noticias norteamericana Associated Press se había referido a la existencia de una política de espionaje interno y había informado que el proyecto Pisco era con la israelí Verint, otra empresa del NSO Group. De Ecuador, la investigación no da detalles.
El informe de Toronto señala que la mayoría de los clientes identificados tiene apodos de dos palabras, en que la primera es una marca de automóvil que casi siempre comparte la letra inicial del país. Además de los ya citados casos de México (Mercedes), Chile (Cadillac) y Perú (Porsche), agrega: Toyota para Tailandia, Aston para Abu Dhabi, Dutton para Dubai, Subarú para Arabia Saudita, BMW para Barhein y Jaguar para Jordania. Según el diario israelí Haaretz eso de las marcas de automóviles es una “práctica del NSO Group”.
En el capítulo de “Discusión” de su documento, la Universidad de Toronto formula dos consideraciones centrales y cita: 1) la falta de transparencia de los proveedores globales de telecomunicaciones, que ayuda especialmente a las empresas de probada opacidad, como Circles y NSO Group; 2) “Muchos de los clientes (gobiernos) que han adquirido o desplegado tecnología Circles tienen un histo-rial horroroso de abusos de los derechos humanos, carecen de transparencia pública y no admiten ninguna forma de supervisión”. El informe se cierra con una breve y lapidaria frase sobre las partes de este multimillonario negocio: “Circles es un caso especialmente preocupante debido a su estrecha relación y su integración con NSO Group y el establishment israelí”. «
AMLO, la DEA y la rara osadía de Trump
«Si de última los vecinos del norte se molestan por los límites que pondremos a sus espías, tendrán doble trabajo: enojarse y deseno-jarse”. Según la prensa mexicana, la sentencia, difícil de confirmar y de veracidad sospechosa, porque no encaja en los usos de la siempre tensa relación mexicano-estadounidense, habría sido pronunciada el 8 de diciembre por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Cuatro días antes el Senado había recibido (y el miércoles 9 sancionó en primera instancia) un proyecto de reforma de la Ley de Seguridad, un digesto que todos se empeñan en violar. La DEA en primer lugar.
Esta vez la cosa viene en serio. En octubre fue detenido en Los Ángeles el exministro de Defensa, general Salvador Cienfuegos. La Justicia norteamericana admitió que el general era espiado por la DEA, que lo acusaba de narcotraficante. Admitió que sus agentes en suelo mexicano se valían de sus dispensas para espiar a ministros y otros altos funcionarios, además de presuntamente perseguir a los sin embargo exitosos cárteles de la droga. AMLO amenazó con expulsar a la misión de la DEA, y el muy guapo gobierno de Donald Trump dio marcha atrás y devolvió a Cienfuegos a su país.
De todas maneras, Washington no pudo evitar que tomara forma una nueva Ley de Seguridad, orientada a regular y transparentar la presencia de agentes extranjeros. En la ley reformada hay dos temas que los asesores de Joe Biden revelaron que serán incorporados por el presidente electo a la agenda bilateral. Uno, la exigencia de que la DEA brinde un informe mensual a las autoridades mexicanas. El otro, que los agentes de la DEA y demás espías perderán la inmunidad diplomática de la que gozan hasta hoy.