Uruguay tiene 982 camas de cuidados críticos. Según el último reporte de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, están ocupadas el 77% de ellas. En porcentaje el número no dice todo. El mayor problema es el valor neto: apenas 247 libres. En un país con un promedio diario de 2500 casos, con que el 5% necesite internación significan 125 personas por día. Para el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) de Uruguay, la crisis del sector de terapia intensiva es la “más importante de la historia” del país.
Aún así, hay un dato que preocupa aún más: el país charrúa tuvo el récord de 71 fallecidos. Así se convirtió en el que más muertes por habitantes de toda América Latina. Y entre los peores del mundo. En la misma línea, Paraguay también registró récord de fallecidos: 78 en un solo día, para un país de 7 millones de personas. Un número muy alto si se tiene en cuenta que los nuevos casos fueron solo 1547. Eso da cuenta no sólo de un subregistro de casos, sino también del colapso sanitario: los hospitales públicos y privados continúan con el 100% de sus camas ocupadas.
El gobierno paraguayo extendió hasta el 19 de abril las restricciones en el horario de circulación nocturna, aunque expertos señalan que es insuficiente, porque apenas alcanza el horario de 0 a 5 de la mañana. Y durante el día, no esenciales pueden circular con normalidad, al igual que sectores gastronómicos y de eventos. La campaña de vacunación avanza lenta en el país guaraní: solo 48.684 personas se vacunaron, y 2684 tienen las dos dosis.
Brasil sobrepasó esta semana los 355 mil muertos, y posee el número de fallecidos diarios más alto del mundo, cercano a los 3000, con picos de 4195 la semana pasada. Sin embargo, la política de Jair Bolsonaro sigue inflexible en su negativa a aplicar restricciones, algo que queda en manos de los gobernadores o intendentes que se decidan a hacerlas. Sucede en pocos casos. Sao Paulo justificó la vuelta a clases, eventos deportivos y construcción, en que la ocupación de Unidades de Cuidados Intensivos bajó de 90,5% a 88,6%. Río, el estado con más muertos por habitante, permitirá que reabran bares y restaurantes.
La campaña de vacunación abarca al 10,9% de la población, menos que en la Argentina, y gran parte con la Sinovac, que tiene una eficacia de apenas el 50%, y del 3% con la primera dosis. Desde el fin de semana, Brasil tiene mayoría de menores de 40 años internados en terapia intensiva (52,2%). Uno de los principales efectos del paso descontrolado del virus por Brasil es el de las múltiples mutaciones que viene generando el Covid–19 en esas tierras. Ante el temor de que se sigan diseminando, Francia suspendió los vuelos a ese país.
“Observamos que la situación está empeorando y por eso hemos decidido suspender todos los vuelos entre Brasil y Francia hasta nuevo aviso”, sostuvo en un mensaje ante el Parlamento, el primer ministro Jean Castex. Y apuntó que los viajeros de Brasil a Francia ya necesitaban dar negativo en las pruebas del virus antes de partir, al llegar, y luego hacer cuarentena durante 10 días. Sin embargo, los expertos del comité asesor del gobierno francés venían reclamando medidas más fuertes, como la suspensión de vuelos. Francia supera los 5,1 millones de infectados, los peores números de Europa, y 99 mil decesos.
Al igual que Francia, Alemania avanza con medidas de restricción. La canciller, Angela Merkel, instauró hoy un mecanismo que refuerza el poder del Gobierno central ante las regiones y automatiza y armoniza las restricciones en todo el país. Las nuevas reglas establecen que a partir de un umbral de 100 nuevos casos cada 100.000 habitantes en tres días, el Estado federal podrá decidir la aplicación de toques de queda nocturnos, la reducción de contactos entre personas en lugares privados o el cierre de comercios considerados no esenciales. En el país germano, recién llevan vacunada al 16% de la población. En el otro extremo, Reino Unido comenzó a vacunar contra el coronavirus a menores de 50 años. Si bien inmunizaron a más de 32 millones de personas, sólo 7,6 millones recibieron las dos dosis. El primer ministro británico, Boris Johnson, dictaminó la segunda fase del desconfinamiento (ya llevan tres confinamientos desde el inicio de la pandemia), que comenzó a regir a partir de este lunes. Sin embargo, los medios mostraron imágenes de multitudes sin barbijos ni distanciamiento social. Johnson insistió a la cadena de televisión Sky News, que es «muy, muy importante» que los británicos comprendan que la «mayor parte» de la reducción de casos y muertes por coronavirus se logró gracias a la cuarentena y no a la vacunación.