La familia real inglesa corporiza la unidad del Reino a través de vicisitudes, que podemos apreciar a través de diferentes películas y series. Del Discurso del Rey a Su hora más oscura, o de Downtown Abbey a The Crown el espíritu británico, sus valores y sus virtudes, siempre vencen cualquier obstáculo personal o mundial. Veamos.
El príncipe Carlos, heredero de la corona, recibió más de tres millones de euros por parte de Qatar, entregados en persona en valijas o en bolsas. También hay dotación de títulos nobiliarios a cambio de dinero. El Príncipe Andrés, por su parte, debió llegar a un arreglo monetario por 16 millones de dólares, en el caso de la menor que violó durante las orgías organizadas por Epstein, ese amigo norteamericano. Vaya virtudes.
El primer ministro Alexander Boris de Pfeffel Johnson, del partido conservador, logró la salida del Reino Unido de la UE, aunque reviva el problema de las fronteras de Irlanda del Norte y desordene las cadenas de abastecimiento. BoJo, como le dicen sus partidarios, organizaba fiestas en la residencia oficial en lo peor de la pandemia, lo que primero negó, luego adujo que no fue tan grave, y que puede solucionarse con una multa. Como tal ejemplo no es la mejor forma de autoridad BoJo adopta un estilo donde pretende hacer pasar grosería por sinceridad y obstinación por convicciones. Lo vemos cuando empuja al régimen ucraniano en una guerra a ultranza y le provee armas, misiles e inteligencia militar contra Rusia. Por hechos y bravatas, roza la beligerancia.
El gabinete británico parece estar a la misma altura. La secretaria de asuntos exteriores, Lizz Truss, no sólo confundió regiones de Rusia con regiones de Ucrania, sino que denunció el supuesto bloqueo alimentario ruso como un arma de guerra. Algo que el Reino Unido ha practicado con regularidad en los últimos decenios. Geografía e Historia parecen importantes para ese cargo.
Priti Patel, hija de inmigrantes indios, es secretaria de interior. Acordó con Ruanda un acuerdo por el que inmigrantes y demandantes de asilo podrán ser deportados a África, por el equivalente de 25 mil dólares por cabeza. También decidió la extradición de Julian Assange a los EE UU.
La Carta Magna (1215) prohibía el encarcelamiento arbitrario; la Bill of Rights (1689) prohibía los tratamientos ilegales y crueles; la libertad de prensa fue establecida en 1695. El caso Assange muestra la violación del derecho inglés… por el gobierno inglés. Pritti Patel, conservadora, extradita al periodista Assange a una muerte segura, sólo por denunciar crimines y torturas. No fue el caso de Pinochet, cuando en 2000, un laborista como Jack Straw rechazó la extradición del dictador culpable de crímenes y torturas y acordó su libertad. Vaya valores.
Entendemos así que Nicola Strugeon, First Minister of Scotland, fije un nuevo referéndum en 2023 para obtener la independencia de Escocia. “No podemos aceptar una austeridad moralmente injustificable y económicamente inconsistente decidida desde Londres”.
El 5 de junio pasado una multitud apreció el paso del carruaje real en Londres. Era el jubileo por los setenta años de reinado de Isabel II, que asumió el trono en 1952. Aplaudieron y sacaron fotos… a una carroza vacía. La reina no estaba sentada en permanentes saludos, ya que un holograma cumplió esa función. Vitorearon una figura que no existe.
Así que… long live the Republic! «