El cuerpo de Valladares fue hallado el martes en su departamento del barrio Leblon, en el sur de Río de Janeiro, pero la noticia de su fallecimiento no se difundió sino hasta última hora de ayer.
La Policía Civil del estado informó que el cuerpo fue trasladado al Instituto Médico Legal, donde se lo sometió a una autopsia que no permitió establecer los motivos de su muerte por lo que se registró como un fallecimiento provocado por «causa indeterminada».
Valladares fue uno de los principales delatores del caso: aceptó confesar sus delitos y señalar a sus cómplices a cambio de una reducción en su condena y otros beneficios judiciales.
Entre sus revelaciones, se destaca el supuesto pago de una donación de 12,5 millones de dólares a la campaña del entonces senador Aécio Neves, aspirante a la presidencia que fue derrotado por Dilma Rousseff en 2014.
También acusó al ministro de Minas y Energía del gobierno de Rousseff, Edison Lobao, de recibir sobornos a cambio de favorecer a la empresa en contratos públicos en el área energética.
Asimismo, admitió haber pagado sobornos a grupos indígenas para evitar protestas contra la construcción de plantas eléctricas en la Amazonia y a sindicalistas para que no se manifiesten por motivos ambientales.
Valladares fue uno de los primeros en aceptar confesar sus delitos para conseguir beneficios de la Justicia.
Su muerte se suma a la del ex presidente peruano Alan García, quien se suicidó momentos antes de que la policía de su país ingresara a su vivienda para detenerlo también como sospechoso del caso Odebrecht.
En Colombia, el controller de la Ruta del Sol II Jorge Pizano, murió en su casa de un infarto y las autoridades hallaron una botella de agua saborizada que contenía cianuro. Pizano también había sido mencionado en la causa que investiga la vasta red de corrupción de la constructora brasileña.