Hace dos meses, el 12 de mayo, Christian Emmanuel Sanon en Fort Lauderdale, Florida, encabezó la reunión a nombre de la organización Haití Rome. Aseguró, todo orgulloso, que pretendía convertir a Haití en “una sociedad libre y abierta”. El hombre de 62 años, fornido, canoso, se describía a sí mismo como “pastor y médico físico”. Nació en el sudeste de Haití, en Marigot, y tenía domicilio en Brandon, cerca de Tampa, Florida. Quería convertirse en presidente de la nación insular, la más pobre de la región. Dijo que invertiría cerca de dos millones de dólares y que requería financiación. Prometía negociados por 87 millones de dólares en obras como carreteras, redes eléctricas, puertos marítimos y aeropuertos. Para cumplir su objetivo mandó a asesinar al mandatario del país, Juvenal Moïse. Pero el plan falló: hoy pasa sus horas entre rejas.
Ese día lo secundaban sus socios en la aventura, el financista dominicano Walter Veintemilla, dueño de Worldwide Investment Development Group, y el venezolano Antonio “Tony” Intriago, propietario de la empresa de seguridad CTU, que suele reclutar a excombatientes colombianos. Ambos son residentes de Miamio. Un informante secreto de la DEA, apodado “Whisky”, confió que el argumento de la convocatoria era armar una fuerza privada para proteger a Sanon. No siguió participando del grupo que finamente ingresó en la residencia de Moïse y lo acribilló a tiros.
Parnell Duverger, un profesor adjunto de Economía, jubilado del Broward College, aseguró haber protagonizado una decena de reuniones con Sanon y otros expertos para «discutir el futuro gobierno de Haití». Sorprendido, cuando ocurrió el magnicidio, denunció a Sanon y juró, probablemente para desligarse del tema, que solo trataban de colaborar con el país.
En las últimas horas se conoció otra punta de la trama. Según el director de la policía de Colombia, Jorge Luis Vargas, fue Joseph Felix Badio, un exfuncionario del Ministerio de Justicia, quien dio la orden a los exmilitares colombianos para asesinar al presidente Moïse. En definitiva, la historia del magnicidio podría continuar con la contratación de los sicarios y su relación con los servicios secretos norteamericanos que no solo suelen darle instrucción en combate sino que también se comportan casi como agencias de colocación.
Por otra parte, en las últimas horas se informó que recién el viernes 23 comenzarán los funerales oficiales de Jovenel Moïse, que durarán tres días y que participará la primera dama, Martine Moïse, quien se recupera de las heridas de bala en un hospital de EE UU. Asímismo, el expresidente Jean Bertrand Aristide regresará al país, luego de casi un mes en Cuba, donde fue atendido por complicaciones derivadas del Covid-19.