Como si el ministro de Economía argentino no tuviera suficiente con las pujas internas en el gobierno para arreglar la deuda externa, su principal aliada en el FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, está en la mira una investigación que reveló que durante su paso por el Banco Mundial (BM) habría ordenado manipular un informe para beneficiar a China. La titular del FMI, según una «investigación independiente» sobre el informe anual Doing Business (DB) publicado el jueves, estuvo entre los funcionarios del BM que habría presionado al personal para modificar los datos relativos al año 2017 sobre el gigante asiático. El ranking DB –que acaba de eliminar el BM por el escandalete– clasificaba a los países según sus regulaciones comerciales y reformas económicas, de modo que los mejor posicionados estaban en condiciones de atraer mayores inversiones.
La acusación señala que la economista búlgara recibió quejas de Beijing sobre un informe previo perjudicial para los intereses chinos y “metió la uña” para mejorar el de ese año. Pronto pidieron por su cabeza, entre otros, el Premio Nobel de Economía Paul Romer. «(El FMI) tendrá que tomar una decisión sobre si se sienten cómodos con ella y si continuará en ese puesto», disparó.
Georgieva rechazó la acusación y asegura que no hubo ninguna una supuesta intervención suya en esos análisis. En la escalada belicista contra China, el caso golpea debajo de la línea de flotación de la jefa del FMI.