Pero para los movimientos populistas un tema clave también es el de la continuidad del liderazgo, lo que en el caso boliviano se intentó zanjarmediante la consulta popular para una nueva reelección de Evo Morales. «Es algo que no hemos resuelto para regímenes democráticos», destacó. Otro tema fue que la integración económica continental es aún débil, una cuenta todavía pendiente y que en momentos de reflujo como los que ahora se viven, aparecen como un grave déficit. Porque, sostuvo García Linera, «cada gobierno está viendo su espacio geográfico, su mercado, y pierde perspectiva. Hay limitaciones».
¿Que va a pasar en el futuro? García Linera propuso no ser pesimista. Porque la derecha no tiene nada que ofrecer, «todo lo que propone es ir hacia atrás». No es como en los 90, que podía plantear el combate de la inflación o sea suerte de utopía privatista. «Ellos son como zombies, como muertos vivientes -agregó- nosotros somos el futuro». «
La democracia bajo la mirada de Rinesi
Eduardo Rinesi comenzó su exposición intentando una caracterización de las distintas etapas que vivió el concepto de democracia desde el fin de la dictadura. Para el filósofo, era natural que en América Latina y en Argentina una «palabra tan polivalente» tuviera distintos significados se la asociaran con lo peor de una sociedad. «Los últimos gobiernos de la dictadura entendían a la democracia como el orden, opuesto al populismo». La forma de resolver esa cuestión fue arrasar con las libertades individuales. Frente a ese poder temible del Estado, era casi natural que se iniciara en los ’80 una democracia asociada a la utopía. Pero con un fuerte contenido antiestatalista. «En los largos ’90 la democracia se la asoció con una rutina, más desangelada, que garantizaba ciertas garantías mínimas, ciertos derechos elementales y libertades básicas, con votación cada dos años», añadió Rinesi.
Pero todo estalló en el aire a fines del 2001 en una «suerte de espasmo participativo». Fue una democracia muy vigorosa, asambleística. Era la idea participativita de la defensa de derechos que el neoliberalismo había dejado de lado, defensa de la libertad positiva para participar en la cosa pública. «En el 2003 empieza otra historia: la democracia no es como orden hay una democratización de un proceso de administración, de universalización de derechos».
En tal sentido el ex rector de la Universidad de General Sarmiento sostuvo la importancia de apropiarse de la idea de republicanismo y liberalismo en el buen sentido. «Porque nosotros, los populistas, somos los verdaderos republicanos», resumió.
Sader: «Eligieron el peor Congreso»
El sociólogo brasileño expuso sobre los problemas relacionados con el actual momento que vive Brasil luego de la aprobación del juicio político a Dilma Rousseff. Y fue contundente: «Ellos (los conservadores) perdieron cuatro elecciones y como sabían que no podrían derrotar a Lula en 2018 buscaron un atajo para sacar a Dilma del medio».
Relató luego que esta fue la última elección en que hay financiamientos privados se aprovecharon, afirmó, de una situación especial y lograron imponer sus propios candidatos. «Eligieron el peor Congreso en la historia de Brasil», aseguró Sader. Y ese Congreso fue el que dio «un espectáculo vergonzoso el 17 de abril» al votar el impeachment en Diputados.
Pero como buen analista de la realidad, desde que es uno de los intelectuales de la izquierda latinoamericana más brillantes, pidió reparar en los errores cometidos en el gobierno del PT. «Se hizo una política económica errada, un ajuste fiscal injusto» que hizo caer la crisis en los más pobres. Pero también inistió en los errores gruesos en la política económica ya que «nunca un ajuste lleva al crecimiento» y cuestionó una estrategia política catastrófica que le quitó apoyo popular al gobierno.
Sin embargo, lo que terminó siendo decisivo para la suspensión de Dilma fue la mayoría parlamentaria de derecha, acicateada por los medios hegemónicos. «Este es un gobierno de bandidos, con perdón de los bandidos», ironizó Sader. Con todo, el sociólogo destacó que aún no está todo dicho sobre el futuro del gobierno, ya que las manifestaciones a favor de Dilma son masivas y crece el malestar por los escándalos que envuelven al gobierno provisorio.