El ex presidente uruguayo José Pepe Mujica pasó por México y dejó su huella. Se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador, recibió el doctorado honoris causa de una universidad jesuita y cuestionó severamente la intención de Donald Trump de designar a los carteles mexicanos como organizaciones terroristas. También se dio tiempo para calificar de golpe de estado al putch contra el gobierno constitucional en Bolivia, criticar la actitud de su connacional Luis Almagro al frente de la OEA y de compartir unos mates con el asilado Evo Morales.
«Creo que la conducta de la OEA contemporánea es bastante lamentable», dijo Mujica al recibir el título en la Universidad Iberoamericana, que depende del Servicio Universitario Jesuita (SUJ) de México. «La visión de América Latina desde Washington (donde está la sede de la OEA) no es la visión de América Latina desde nuestro pueblo de indígenas, apretados, olvidados, sometidos, pisoteados», dijo el ex presidente uruguayo.
«Mujica es un hombre con una integridad excepcional, lo demostró en su mandato que se puede ser el presidente de un país siendo diferente, no jugando el rol tradicional de un mandatario poderoso, sino utilizando el poder y la posición de una manera diferente», le había dicho la doctora en Historia de la UIM, Julia Palacios, maestra de ceremonia del evento.
«Yo le deseo a México, no a López Obrador, a México, al pueblo mexicano, el mayor entendimiento posible y la mayor tolerancia para la etapa de la historia que está enfrentando. Y para el tiempo que van a tener que llevar a un vecino relativamente incómodo», dijo en una rueda de prensa posterior a la entrega del diploma y la banda de honor.
«Uno de mis mayores reconocimientos es que cientos de compatriotas en años muy duros llegaron a México y este país sigue manteniendo esa tradición. Espero que la desgracia que padece Bolivia la pueda superar. Parecería que hay una salida más o menos democrática. Tal vez no sea lo mejor, pero pareciera que es posible sobre todo para que Bolivia no se entierre en la intolerancia y pueda superar algo que está en la base del conflicto: una gota venenosa de racismo», añadió.
Luego se reunió con el expresidente boliviano, asilado en ese país. “Desde hace muchos años soy amigo de Evo», explicó. En su cuenta de twitter, Morales reflejó ese encuentro. «Recibí la visita del hermano Pepe Mujica, expresidente de Uruguay y luchador social incansable por la dignidad de nuestros pueblos. Agradezco su solidaridad con nuestra querida Bolivia en estos momentos».
El cierre de su gira por México, donde viajó con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, asistió al Encuentro Latinoamericano «México ante los extremismos: el valor de la cultura ante el odio», organizado por la Cancillería mexicana.
El presidente mexicano, que este domingo cumplió un año en el poder, promueve una política exterior de respeto a los derechos humanos y con una mirada hacia el sur del continente americano, comunicó la noche del lunes la Cancillería en el balance de un año de Gobierno, cumplido el 1 de diciembre.
Durante dos días a partir de este martes, académicos, políticos, diplomáticos, juristas, escritores y artistas denunciarán el avance de los discursos y crímenes de odio en el mundo, «basados en nociones de superioridad de razas o culturas».