Finlandia se convirtió este martes y en el miembro número 31 de la OTAN, una histórica decisión cuyo detonante fue la invasión rusa a Ucrania, que duplicará la extensión de la frontera de la alianza con Rusia, y a la que Moscú prometió responder con «contramedidas».
El canciller finlandés, Pekka Haavisto, firmó este martes el tratado de adhesión con la alianza militar en una ceremonia realizada en la oficina de la misión finlandesa ante la OTAN en Bruselas que fue transmitida en directo por la TV, informó la agencia rusa de noticias Sputnik.
«Hace no mucho tiempo, era impensable que Finlandia fuera miembro (de la OTAN), y ahora es un miembro pleno y eso es algo histórico», dijo el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en Bruselas
Con la adhesión de Helsinki, «estamos removiendo el espacio para errores de cálculo en Rusia sobre la disposición de la OTAN en proteger a Finlandia y esto torna a Finlandia más segura», agregó.
El ingreso del país nórdico a la OTAN suma 1.300 kilómetros de frontera directa con Rusia.
Finlandia aportará a la alianza un contingente de 280.000 soldados y uno de los mayores arsenales de artillería en Europa.
La respuesta de Rusia sobre la nueva incorporación
El Kremlin advirtió que se trata de un «nuevo agravamiento de la situación» y que la decisión constituye «un ataque a nuestra seguridad y a nuestros intereses nacionales» que los obligará a «tomar contramedidas».
Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la adhesión de Finlandia constituye un fuerte revés estratégico, ya que detener la expansión de la OTAN y debilitar la cooperación occidental era uno de los objetivos declarados de la invasión a Ucrania. El resultado ha sido exactamente lo contrario.
Luego de la destrucción de la Unión Soviética en 1991, la alianza atlántica se comprometió -según afirma el Kremlin- a no expandirse «ni una pulgada hacia el este».
Esa promesa incumplida es puesta de manifiesto permanentemente por Putin, entre las motivaciones de la invasión a Ucrania, pero los gobiernos de occidente aseguran que quien primero rompió los acuerdos fue Moscú, con sus políticas injerencistas en Georgia, Chechenia y Crimea.
Finlandia se convertirá en el séptimo país báltico en ingresar en la OTAN, aislando aún más el acceso costero de Rusia a San Petersburgo y a su pequeño enclave de Kaliningrado.
Suecia, resistido por Turquía y en lista de espera para sumarseEl año pasado, tras la invasión rusa a Ucrania, los países de la OTAN invitaron formalmente a Finlandia y Suecia a adherir en forma plena a la alianza.
Suecia aún tendrá que seguir negociando, ya que su candidatura de adhesión sigue vetada por Turquía y Hungría.
La adhesión formal de Finlandia a la OTAN significa que el país queda automáticamente protegido por el Artículo 5 de la alianza, según el cual, un ataque a uno de los países miembros es considerado también como un ataque contra todos ellos.
Si bien durante décadas y a pesar de su historia de tensiones con Rusia Finlandia optó por ser apenas un asociado de la OTAN, la ofensiva de Rusia en Ucrania convenció al país a abandonar su política de no alineamiento automático y buscar la protección de la alianza.
Suecia, en cambio, tendrá que esperar antes de que su bandera sea izada en la sede de la OTAN.
Turquía se resiste a dar luz verde a la adhesión de Suecia porque ese país concede refugio a dirigentes kurdos y a sospechosos de haber participado en el fallido golpe de estado de 2016.
En enero el gobierno turco reaccionó con furia a la decisión de Suecia de permitir que manifestantes extremistas de derecha realizaran una protesta frente a la embajada de Turquía en Estocolmo, donde incluso quemaron un ejemplar del Corán.
Los países de la OTAN mantendrán una cumbre en julio en Vilna, capital de Lituania, y los diplomáticos de la alianza esperan que esa reunión pueda marcar el ingreso de Suecia al grupo.