Evo Morales inició una huelga de hambre en reclamo de diálogo, en otra vuelta al enfrentamiento con el actual presidente, Luis Arce. Luego de una escalada que hacía temer un baño de sangre, y con ese argumento en la cabeza, el líder del MAS-IPSP pidió levantar los bloqueos que paralizan desde hace casi tres semanas a todo el país y reclamó a organismos internacionales o “países amigos” que intercedan para evitar males mayores. «Iniciamos la huelga de hambre desde el Territorio de Lucha, convencidos de la necesidad de encontrar soluciones a los problemas que hoy enfrenta el pueblo boliviano», escribió Morales en su cuenta de X.
La tensión en Bolivia está al límite: Arce había instruido a su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, a despejar las rutas con la policía, mientras que la derecha le pedía usar a las Fuerzas Armadas. El miércoles, en un escueto mensaje televisado, Arce exigió el levantamiento de los bloqueos y estimó pérdidas por 1700 millones de dólares a raíz de los cortes de rutas. En su discurso advirtió: “De no escuchar este clamoroso pedido del pueblo boliviano, nuestro Gobierno, elegido democráticamente con más del 55 % de los votos, ejercerá sus facultades constitucionales”.
El viernes hubo choques en el despeje de caminos en la región de Cochabamba, la zona de mayor influencia de Morales. Del Castillo, uno de los más duros contra el expresidente, dijo el viernes que el operativo policial, bautizado “Recuperando la patria”, había sido exitoso y que “el avance de las tropas es constante y tiene buenos resultados. La Policía no claudicará en su esfuerzo por reestablecer el orden y la paz en nuestro país. No dejaremos que grupos irregulares que buscan impunidad y destruir el país secuestren nuestra Patria”.
Partidarios de Evo, por su lado, ocuparon el regimiento militar «Cacique Juan Maraza», de Villa Tunari, en el Chapare, en respuesta a ese procedimiento, lo que hizo recordar las lejanas épocas en que los cocaleros eran reprimidos durante gobiernos antipopulares. La última vez que Morales había recurrido a una huelga de hambre como forma de lucha fue, curiosamente, siendo presidente, en 2009, cuando inició una medida de fuerza similar por la demora del parlamento a aprobar una ley electoral para los comicios generales de diciembre de ese año en el marco de la Constitución del Estado Plurinacional que había sido aprobada en febrero. El choque actual con el sector “arcista” se relaciona con el deseo de Morales de volver a presentarse el año que viene.
Así, se fue demorando la elección de integrantes del Poder Judicial, tal como establece la Carta Magna, aunque una maniobra del “evismo” en la Asamblea logró destrabar ese bloqueo y convocar a las urnas judiciales el 1 de diciembre. Ahora el Tribunal Supremo Electoral aprovechó la situación para correrlas al 15 de ese mes. Si fuera por los jueces, voltearían ese artículo constitucional para perpetuarse en el cargo. De todas maneras, entre las controversias con el líder cocalero figura justamente la prohibición de que puede presentarse nuevamente a elecciones.
Con Del Castillo el conflicto tuvo ribetes más peligrosos. El domingo, una caravana de vehículos entre los cuales viajaba Morales fue baleada en un confuso episodio también en el Chapare. El chofer de la camioneta resultó herido en la cabeza. Evo acusó al gobierno, Del Castillo dijo en cambio que la custodia del exmandatario disparó contra un reten policial. En paralelo, desde el Poder Judicial avanza una investigación por el presunto delito de trata de personas y estupro contra Evo Morales que en Argentina despertó el apetito mediático del denunciante Yamil Santoro a través de la Fundación Apolo, vinculada con la ultraderecha internacional.
“Hace cuatro años, cuando se preparaba para asumir la presidencia, nadie hubiera imaginado que los últimos meses de su gobierno serían tan oscuros y lamentables; menos aún que usted terminaría autorizando la violencia contra quienes lo llevaron al poder con su voto, su lucha y su sangre”, anota Evo en una carta abierta a Arce. “¿Alguna vez se imaginó que llegaría a este punto? ¿Que autorizaría la misma intervención policial y militar que autorizó Jeanine Añez? ¿O que mancharía sus manos con la sangre de los indios, los pobres y los campesinos que prometió defender? ¿Quién lo condujo hasta aquí, presidente?”, continúa Morales, tras acusar a “Lucho” Arce de dividir a Bolivia.