La visita del domingo pasado a Kiev de Antony Blinken, secretario de Estado, y Lloyd Austin, de Defensa, resultó muy ilustrativa de la estrategia estadounidense desplegada en el este europeo, que era obvia por documentos que circulan desde hace años pero que hasta ahora no había sido evidenciada de manera tan clara por el gobierno. Blinken prometió más ayuda económica a Ucrania para sostener la guerra contra Rusia y este jueves el presidente Joe Biden anunció un plan de 33 mil millones de dólares en “ayuda”. Austin, general de cuatro estrellas y a la sazón jefe del Pentágono, fue aun más explícito: «Queremos ver a Rusia debilitada al punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania. Ya perdió mucha capacidad militar, y muchas tropas, para ser franco, y quisiéramos que no pueda reconstituir rápidamente esa capacidad».
Desde la Casa Blanca, Biden dijo que “ceder” ante Rusia no es una opción para los países occidentales. «El costo de esta pelea no es barato. Pero ceder ante la agresión va a ser más costoso si permitimos que suceda», avanzó el mandatario. Luego pidió urgencia a los legisladores para sostener la iniciativa que, entre otras cuestiones, contempla 20 mil millones de dólares en asistencia militar que, en una respuesta típica del far west, debería servir para que “armas y municiones vayan al pueblo ucraniano”. En un momento de baja de popularidad (ver aparte) parece una medida destinada a recuperar iniciativa puertas adentro.
El resto de los fondos pedidos por Biden al Congreso sería destinado a que el gobierno de Volodimir Zelenski pueda “responder a la crisis inmediata” generada por la guerra, otros 3000 millones para enfrentar el alza de alimentos y una cantidad no totalmente determinada para apoyar a “medios independientes” de comunicación.
La ofensiva estadounidense no se guarda ningún as debajo de la manga, al punto de que Biden visitará este martes la fábrica de la Lockheed Martin en Alabama, donde se producen los misiles Jevelin. Por otro lado, es bueno recordar que el general Austin, entre 2016 y 2021 –ya retirado del servicio– integró la junta directiva de Raytheon Tecnologies, el otro gran fabricante de armamento estadounidense. También tuvo un carguito en la minera Nucor y en Tenet Healthcare, de servicios de salud, pero esa es harina de otro costal.
Austin se dio tiempo en Kiev para alentar a las tropas ucranianas como un comandante detrás de escena: «La primera cosa para ganar es creer que se puede ganar. Y ellos están convencidos de que pueden ganar”, dijo. «Y pueden ganar si tienen buenos equipamientos, el apoyo adecuado», agregó.
Más armas para la guerra
Pero no solo EE UU apuesta a incrementar sus aportes militares a Ucrania. Alemania, violando autorrestricciones desde el fin de la II Guerra Mundial para el caso de regiones en conflicto, anunció el envío de tanques Guepard. Francia no se queda atrás, y se sumó con cañones Caesar, mientras que el Reino Unido presenta en esa trágica exposición armamentística sus misiles Starstreak.
Para no quedar atrás, Rusia reconoció este viernes que había sido responsable del ataque en Kiev durante la visita del secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El ataque provocó la muerte de la periodista Vira Hyrych, productora en la emisora Radio Free Europe/Radio Liberty, financiada por EE UU. El Ministerio de Defensa ruso dijo que se trató de un artefacto de alta precisión y largo alcance contra los talleres del fabricante de misiles Artyom.
Guterres, que había estado antes en el Kremlin con Vladimir Putin, viajó a Kiev con el objetivo de acercar posiciones para un eventual acuerdo de paz auspiciado por Naciones Unidas. El portugués condenó el ataque, mientras que su vocero, Saviano Abreu, señaló que «es una zona de guerra, pero causa conmoción que esto haya ocurrido cerca del lugar en que nos encontrábamos».
En el campo de batalla, las tropas rusas se siguen extendiendo en el este del país y ya desde la Otan advertían que iban a seguir hacia el oeste para establecer un corredor con Trasnitria, el sector prorruso de Moldavia. Desde Moscú, sin embargo, la vocera de la cancillería María Zajarova protestó por los “intentos de implicar” a esa región reconocida por el gobierno de Putin como república independiente. «Estamos preocupados por el aumento de las tensiones en Transnistria», dijo Zajarova en relación con un par de explosiones registradas en la semana y catalogadas como actos terroristas. Putin fue más lejos y advirtió que tomará represalias contra los países que intenten extender el conflicto.
Combustibles en disputa
El otro campo de batalla es la provisión de combustible a los países europeos. Causó rechazo la decisión de la empresa Gazprom de cortar el suministro a las distribuidoras de Polonia y Bulgaria hasta que no paguen los servicios ya prestados en rublos, de acuerdo al decreto del Kremlin del 1 de abril pasado. Para los líderes europeos, se trata de una extorsión. “Europa tiene la capacidad de sustituir el gas que le provee Rusia”, alentó sin embargo Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. Desde Washington consideraron que es una forma de eludir las sanciones impuestas contra Rusia desde la invasión del 24 de febrero. «No permitiremos que use su petróleo y gas para evitar las consecuencias de su agresión», dijo Biden.
Pero para las autoridades rusas se trata no solo de otra forma de combate sino de una necesidad imperiosa, ya que otro modo de cobrar por sus exportaciones implicaría correr el riesgo de nuevos bloqueos a sus fondos, como ya ocurrió con unos 300 mil millones de dólares del Banco Central incautados en el Oeste y otros 30 mil millones en activos.
De todas maneras, la medida parece haber sido efectiva ya que, sin levantar polvareda, ya otros países usaron rublos para pagar por el gas. Y el Banco Central ruso volvió a recortar la tasa de interés del 17% al 14%. En febrero había sido elevada al 20% ante las primeras sanciones contra activos y bancos rusos.
El gobierno de Zelenski, en tanto, ya dijo que espera poder hacerse de todos los activos a su alcance para financiar la reconstrucción del país, según adelantó el primer ministro Denys Shmyhal en su cuenta de Telegram.
El miércoles, mientras tanto, fueron intercambiados un piloto ruso y un exinfante de marina estadounidense en Turquía a instancias del mandatario turco Recep Tayyip Erdogan, que sigue teniendo línea directa con Putin y aspira a ser un actor importante para acercar posiciones entre Moscú y Kiev. «
China pide explicaciones por armas biológicas
Tan Kefei, portavoz del Ministerio de Defensa Nacional de China, acusó a Estados Unidos de ser el verdadero creador de las crisis biológicas y reclamó que Washington aclare sus actividades biomilitares. El vocero, según un cable de la agencia oficial de noticias Xinhua, dijo que las actividades biomilitares emprendidas por Estados Unidos en violación de la Convención sobre Armas Biológicas (CAB) «se han convertido en una fuente de preocupación para los miembros de la comunidad internacional, incluyendo a China».
«La parte china considera que esta es una importante cuestión de seguridad que la parte estadounidense debe aclarar», indicó Tan, quien se refirió a la evidencia de que el ejército estadounidense utilizó armas biológicas en la década del ’50 en la guerra de Corea, incluyendo la zona que limita con China, «un hecho que historiadores estadounidenses han reconocido en público».
El portavoz también recordó el agente naranja durante la guerra de Vietnam, que causó un daño irreparable al pueblo y medio ambiente de Vietnam.
«Estados Unidos es el único país del mundo que ha utilizado armas de destrucción masiva, incluyendo armas nucleares, químicas y biológicas, contra otros países», señaló Tan. «Existe un creciente número de preguntas realistas que no es posible evadir», agregó Tan, para destacar luego que Estados Unidos reconoció que tiene 336 laboratorios biológicos en 30 países, entre ellos, centros de investigación biológica en Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, que teme que caigan en manos rusas.