En su primer discurso tras asumir la presidencia de Chile, Gabriel Boric llamó este viernes ante una multitud a «cerrar las heridas que dejó del estallido social» de 2018, al anunciar que ayer se retiraron las 139 querellas que se iniciaron bajo la Ley de Seguridad del Estado.
«Juicio a (Sebastián) Piñera», gritó buena parte de la colorida multitud reunida en la Plaza de la Constitución cuando Boric anunció que se retiraron las querellas, pero el mensaje del mandatario más joven de la historia de Chile se centró en no atacar a las personas sino a los problemas pendientes.
«Este Gobierno no se agota en sus adherentes”, dijo, y reivindicó que «de las movilizaciones venimos, hoy día estamos acá, pero no nos olvidamos de dónde venimos», al hablar desde el balcón del Palacio de La Moneda. «Vamos lento porque vamos lejos, pero no vamos solos», agregó.
Boric también se dio tiempo en su discurso para reivindicar a todos los presidentes democráticos de Chile de los últimos 50 años.
Pidió a «todos los chilenos y chilenas» que «nos acompañemos en esta tarea, a que caminemos juntos la ruta de la esperanza y construyamos un país que sea digno y justo… dignidad, qué palabra tan linda», agregó y levantó una vez más el aplauso de la plaza, donde ondeaban banderas chilenas, mapuches, comunistas y de la sureña región de Magallanes.
También había pancartas individuales, entre las que destacaron una en forma de libro que decía «Constitución nueva para un nuevo Chile» y una pequeña, en manos de una mujer canosa, que simplemente resumía en negro sobre blanco el sentimiento de buena parte de los asistentes: «Gabriel Boric, esperanza».
«Pondremos especial atención a los efectos de la pandemia sobre los trabajadores de la salud, que tanto esfuerzo han puesto» y «vamos a continuar también la exitosa estrategia de vacunación del gobierno anterior», señaló Boric.
«Nos vamos a ocupar específicamente por la educación, donde hay una brecha gigante», señaló en alusión a uno de los problemas centrales de Chile, detonante de las protestas históricas que marcaron el nacimiento de una nueva camada de dirigentes, de la que él es el principal emergente.
«Vamos a implementar la consolidación de nuestra economía. Un crecimiento que sea sustentable, que no tenga nunca más zonas de sacrificio», prometió.
El nuevo presidente chileno también prometió impulsar políticas que lleven a un empleo digno, y asoció la inestabilidad laborar y la degradación social con los niveles de delincuencia, «porque reconocemos que millones de chilenos y chilenas viven con temor».
«Vamos a enfrentar el problema de la delincuencia y también el de la desigualdad social, que es su origen», pero también con una reforma de las fuerzas de seguridad» fuertemente cuestionadas por el ensañamiento con que reprimieron las movilizaciones durante el estallido social que puso en vilo a Chile desde octubre de 2018.
Debajo, los asistentes reflotaron un cántico muy en boga durante los últimos años: «el que no salta es un paco», que es como la jerga popular chilena identifica a los carabineros.
Boric también habló de los problemas pendientes «en el norte y en el sur» del país.
«En el norte con la crisis migratoria, para lo que vamos a trabajar con nuestros países hermanos, porque somos profundamente latinoamericanos», dijo. Y pidió que «no nos olvidemos que son seres humanos, por favor».
«En el sur también tenemos un problema. Antes se hablaba de la pacificación de la Araucanía, qué termino más injusto», se lamentó. «Se hablaba de conflicto mapuche» cuando «es un conflicto entre el Estado chileno y la reivindicación de un pueblo que tiene derechos», afirmó. «El camino será el diálogo, la paz y la empatía con todas las víctimas», aseguró, poniendo énfasis en la palaba «todas».
«En este primer año también nos hemos impuesto acompañar de manera entusiasta el proceso constituyente», porque «necesitamos una Constitución que nos una, que sintamos como propia, una diferente a la que fue impuesta a sangre y fuego por la dictadura, una Constitución que nazca en democracia, que sea para todos y no para pocos», arengó.
En este sentido, invitó a todos los sectores políticos y sociales «a que nos escuchemos de buena fe, sin caricaturas. Sin caricaturas de todos los bandos, nosotros también, y podamos tener por primera vez una Constitución democrática, paritaria, con participación de todo nuestro pueblo».
Abajo, en la Plaza de la Constitución, donde están las estatuas de todos los presidentes, la gente respondió una vez más con la canción del mítico grupo musical Quilapayún, convertida en una consigna de las luchas latinoamericanas: «El pueblo unido jamás será vencido».
Boric habló desde el clásico el balcón que está sobre la entrada principal de La Moneda, aquella que una foto icónica del golpe de Estado de 1973, encabezado por Augusto Pinochet, mostró incendiada por las bombas que tiraban los aviones militares.
«Aquí se escuchan también las voces de los que lucharon por los derechos humanos» y las reivindicaciones feministas y las marchas por la educación, pero también «desde donde estamos hablando ayer entraban cohetes, y eso nunca más se puede repetir en nuestras historia», dijo en alusión a ese golpe cívico-militar, perpetrado muchos años antes de que Boric naciera, pero que fue uno de los temas recurrentes en su discurso cuando tocó reivindicar las luchas por los derechos humanos.
De hecho, cuando esta tarde llegó el presidente al Palacio de La Moneda, rompió varias veces el protocolo para saludar a los presentes, pero también para rendir un breve homenaje frente a la estatua de Allende, aquel presidente socialista que resistió con un arma en la mano el golpe contra la democracia y al que le fue la vida en el intento.
Tal vez por eso, porque pasaron 50 años desde que un presidente de izquierdas ingresara con la banda presidencial a La Moneda, Boric recurrió a expresidente socialista para cerrar su primer discurso.
«Hoy era necesario hablar, mañana todos juntos a trabajar. Como pronosticara hace casi 50 años Allende estamos nuevamente abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, la mujer libre, para construir una nueva sociedad. Viva chile».