En un clima de inestabilidad política y social, con agresiones a funcionarios y manifestantes que ofrecieron hasta su sangre para que se defina el resultado de las elecciones ganadas por escaso margen por Pedro Castillo, el Jurado Nacional Electoral (JNE) del Perú afirmó que se cumplimentó con todos los pasos previos a la proclamación, lo que se producirá “definitivamente la próxima semana”. Según informó el JNE, el martes 13 cumplieron “con el procedimiento de proclamación de resultados descentralizados los últimos 19 órganos temporales que estaban pendientes”, lo que significa el “paso previo para la proclamación general por parte del Jurado Nacional”.
De cumplirse con este compromiso, el izquierdista Pedro Castillo sería proclamado presidente electo el martes, es decir apenas una semana antes de la fecha prevista para su asunción, el próximo 28 de julio, con muy escaso margen para consolidar su triunfo ante la ciudadanía peruana y con una derecha dispuesta a no reconocer la legitimidad de su mandato. «Dicen que en pocas horas o días van a consumar el fraude en mesa y nosotros les decimos que no vamos a aceptarlo», fue la declaración reciente de Fujimori en un encuentro en Lima, insinuando que no va admintir la victoria de su rival en el balotaje del 6 de junio.
Fueron los pedidos de anunulación y observaciones de actas del fujimorismo lo que dilató la consagración de los resultados, que según la Oficina Nacional de Proceso Electorales (ONPE) se contabilizaron en un ajustado 50,12% contra 49,88%.
Fujimoristas y castillistas ocupan las calles de Lima desde hace una semana para «defender» sus votos. Unos frente a la plaza de los Héroes Navales y los otros frente a la sede del JNE. El viernes, cuatro partidarios de Castillo se clavaron agujas en los brazos y derramaron su sangre en un «acto de inmolación patriótica», con el fin de presionar al jurado.
El miércoles, los ministros peruanos de Salud y Vivienda denunciaron que sus automóviles fueron atacados con piedras y palos por partidarios de Fujimori. Keiko acusa al presidente Francisco Sagasti de no ser neutral frente a lo que ella considera un “fraude”, cuestión que fue desestimada por todas misiones de observación que participaron de los comicios.