El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, iniciará su segundo mandato en medio de llamados a protesta por parte de la oposición, que lo acusa de haber conseguido la reelección mediante fraude electoral.
La ceremonia de asunción presidencial habitualmente se realiza en el Estadio Nacional de Tegucigalpa pero los anuncios de manifestaciones hechos por los líderes de la Alianza de Oposición contra lo que denominan la dictadura de Hernández, parecen haber obligado al Gobierno a tomar medidas para resguardar la integridad física del mandatario.
El lugar y la hora de la toma de posesión de Hernández era hoy un misterio, aunque varios equipos de trabajadores se apresuraban en las tareas de remoción del auditorio del Banco Central de Honduras (BCH), sin descuidar los preparativos en el Estadio Nacional, donde se coloca un imponente escenario.
El líder de la Alianza opositora, Salvador Nasralla, que enfrentó a Hernández en las últimas elecciones, convocó para el sábado a manifestaciones en todo el país y a tomar las principales carreteras, los aeropuertos internacionales y los alrededores del Estado Nacional para boicotear la toma de posesión de Hernández.
«Convoco a toda la gente para que el 27 de enero a partir de las 6 de la mañana salgan a protestar, para evitar que el dictador Juan Orlando Hernández se perpetúe en el poder y el fraude sea consumado», dijo el dirigente opositor en declaraciones a una radio local.
Nasralla, acusa a Hernández de haber planificado un fraude en contubernio con el Tribunal Supremo Electoral (TSE), para robarle el triunfo de los comicios, los que habría ganado por una diferencia de medio millón de votos.
A pesar de las evidencias de irregularidades corroboradas por la Misión de Observadores Electorales de la Organización de Estados Americanos (MOE-OEA), el TSE declaró ganador al mandatario y luego tres importantes países miembro de ese organismo Estados Unidos, México y Colombia- respaldaron públicamente la victoria, no así otras naciones.
El panorama generó protestas en todo el país por parte de los simpatizantes de la Alianza en las que se produjeron 24 muertes, decenas de heridos y negocios saqueados.
El lunes último, el secretario de la OEA, Luis Almagro, divulgó un comunicado en el que finalmente accedía a trabajar con Hernández, un hecho que fue calificado por Nasralla como una traición al país.
Hernández, por su parte, adelantó que la ceremonia de asunción «será austera, no una fiesta, porque hay que trabajar».
El gobernante enfatizó que en Honduras se ha acostumbrado a hacer las tomas de posesión de manera ostentosa, pero que eso no se verá esta vez, según adelantaron medios locales y las agencias de noticias DPA y EFE.
«Honduras no puede detenerse, necesita seguir trabajando y, por eso, una vez realizado el acto, ahí mismo vamos a anunciar la conformación de tres fuerzas de tarea para resolver problemas de seguridad en el país, en un corto tiempo, porque se trata de obtener resultados a corto plazo», sintetizó.