La fiscalía de Marsella avanza lentamente en la investigación de la muerte de un muchacho de 27 años, ocurrida este pasado martes, presumiblemente por un disparo de «flash-ball». Ocurrió en las protestas por el asesinato de Nahel Merzouk, el pibe de 17 que fue acribillado en un control de tránsito, el 27 de junio. Sucedió justamente una semana después de esa primera muerte que sacudió al país, provocó graves revueltas y desató una profunda crisis que puso en vilo al gobierno de Emmanuel Macron.
Es que estas muertes acrecientan cifras siniestras respecto a la represión del Estado francés en las periferias de París y otras grandes ciudades, donde se asientan enormes sectores pauperizados, mayoría de franceses, pero con considerables porcentajes de inmigrantes o descendientes de ellos. Y con un aumento indisimulable del islamismo.
De hecho, algunas estadísticas publicadas en las últimas horas hablan de que estas últimas muertes se agregan a la lista. Y que la cifra de muertes en París, Lyon y Marsella, y sus suburbios, por la represión en los últimos 46 años, fue de 861 personas. Sólo en 2022 hubo 13 y el gobierno por momentos pareció ufanarse de que ese valor, no llegara al siniestro promedio de 19 por año que alcanzó en ese lapso.
También se supo que como balance de la semana de la serie de la marcha se registró un total de 3500 personas detenidas.
«Tengo el video que prueba que mi esposo no estaba haciendo nada», dijo Nour, la mujer del hombre fallecido esta semana. «Cuando quisimos salvarlo, ya estaba muerto», remarcó en un reportaje televisivo.
Prohibición
Este sábado iba a ser recordada, además, una muerte emblemática, la de Adama Traoré, un joven de 24 años que murió bajo custodia policial en 2016, luego de que le aplicaran una feroz golpiza, también en una protesta. La marcha, cuando se concibió, fue anunciada como multitudinaria, otra de las que se vienen produciendo desde la de Nahel. Marchas que esta semana se fueron apagando. Pero el gobierno salió a evitarlas, temeroso de serios enfrentamientos, que derivaran en nuevos hechos sangrientos y en destrozos de edificios y autos.
El izquierdista por Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon, también ha convocado para varias marchas de «duelo y cólera» por la violencia policial en varias ciudades del país, como Marsella o Estrasburgo. Pero no en París.
El gobierno central, de Macron consiguió una serie urgente de medidas cautelares de parte de la Justicia, prohibiendo las manifestaciones. La policía tomó esa medida de inmediato y la hizo suya. A la vez, varios funcionarios instaron a los organizadores a «que respeten esta decisión judicial y hagan un llamamiento público para no asistir al acto».
Justamente, uno de los factores que favoreció a bajar la tensión social fue la acción de la denominada «liga de alcaldes de los suburbios de París» que, incluso se reunieron con el propio Macron. Uno de ellos, muy influyente, el prefecto de Val-d’Oise, Philippe Court, explicó que la prohibición de la marcha se debe a posibles «graves alteraciones del orden público» causadas por «elementos perturbadores». «