Pasa en algunas familias y en algunos partidos de derecha y España no es la excepción: el Partido Popular, heredero del conservadurismo franquista adaptado a las nuevas reglas de la democracia, viene en declive primero por el surgimiento de una agrupación más inclinada al centro, como Ciudadanos, y últimamente por el explosivo crecimiento de otra desde la ultraderecha, Vox. En medio de esa caída, ahora dos aspirantes al liderazgo partidario se tiran con toda la artillería con tal de hacerse del poder para enfrentar a la coalición de centroizquierda que gobierna desde 2018 y que debe someterse a las urnas en 2023. De un lado del ring está Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, del otro Pablo Casado, presidente del PP. Las armas: una maniobra de espionaje de nivel se diría que escolar, encargada por el partido para perjudicar a la dirigente con mejor imagen entre las que tiene función ejecutiva.
El caso parece hasta ridículo: dos diarios ligados al PP difundieron la noticia de que el partido había contratado a un detective para investigar al hermano de Díaz Ayuso por un presunto caso de corrupción con la venta de barbijos al gobierno regional con sobreprecios estrafalarios. «Es muy doloroso que dirigentes de tu partido, en lugar de respaldarte, sean quienes te quieren destruir», dijo la mandataria, de 43 años.
El trasfondo: el año pasado, Díaz Ayuso se aventuró a convocar a elecciones adelantadas para poder gobernar el solitario y no tener que negociar con Ciudadanos, que la habían apoyado dos años antes para llegar a los votos necesarios en el Parlamento. Ganó ampliamente con un discurso tan inclinado a la derecha que hasta copiaba a Vox.
El domingo anterior, Castilla y León, feudo del PP desde 1985, también adelantó elecciones por razones similares. El presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco, también se quería sacar de encima a Ciudadanos y quiso emular a Díaz Ayuso. Para Casado era igualmente una apuesta y puso todos los huevos en ese canasto. Pero les falló el cálculo y ahora deben recurrir a Vox, que por otro lado pego el salto al saltar de 1 a 13 diputados, para mantenerse en el poder.
Casado queda debilitado y Díaz Ayuso pretende quedarse con todo para aspirar a la presidencia del gobierno nacional el año que viene. Por lo que parece, no piensan dejarse ninguna fechoría por hacer.
Mientras Casado busca recuperarse de la denuncia de espionaje el partido ordenó abrir un expediente alegando que la presidenta de la región capitalina acusó sin pruebas al titular la agrupación. «
Ultraderecha al ataque
«Es hora de plantar cara a las organizaciones criminales dirigidas por las tiranías de La Habana y Caracas». Santiago Abascal es el líder de Vox, principal impulsor del encuentro regional del Foro Madrid, en Bogotá este fin de semana, para «forjar una alianza anticomunista americana», con dirigentes de México, España, Venezuela, Perú, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Uruguay, Holanda, Croacia, Bélgica, Italia y EE UU, entre otros.