El “Project Nimbus”, un acuerdo entre Amazon, Google y el Estado de Israel valorado en 1200 millones de dólares, fue firmado en mayo pasado: ese misma semana su ejército lanzó ataques sobre Gaza que arrojaron casi 300 muertos y unos 8500 heridos. Por entonces, la Alta Comisionada de la ONU para los DD HH., Michelle Bachelet, declaró que los bombardeos constituían «crímenes de guerra».
El llamado Project Nimbus tiene oficialmente el objetivo de «proporcionar un ecosistema» de servicios en la nube para ser utilizado en distintos estamentos de las Fuerzas Armadas israelíes. Incluso, a pesar de que se mantiene un profundo secreto ya se habrían provisto tres centros de servidores de datos. Amazon sostiene que el acuerdo «impulsará las start-ups innovadoras» y «fomentará el desarrollo económico en todo el país».
Pero el diario The Guardian publicó esta semana una carta abierta en la que unos 400 trabajadores de Amazon y de Google consideran que el acuerdo se trata lisa y llanamente de la venta de «una peligrosa tecnología», y condenan que las dos empresas se comprometen a prestar a Tel Aviv servicios de almacenamiento en la nube que pueden ser utilizados «para recolectar ilegalmente los datos de palestinos», con lo que favorecería a la expansión de «los asentamientos ilegales israelíes sobre los territorios de Palestina».
Es claro que esa ampliación de la competencia de las fuerzas armadas en tecnologías de inteligencia artificial “aumentaría a la ya empleada en la represión de los activistas palestinos, la vigilancia a lo largo de la frontera con Gaza y el sistema Cúpula de Hierro de Israel”.
Así, los empleados de ambos gigantes tecnológicos, en una inédita iniciativa acusan a sus compañías de «militarización» y «falta de transparencia», y las instan a cancelar el contrato. Según señalan, además, estos proyectos no serían sino experimentos de alta tecnología para que en un futuro, no solo se realicen extraordinarios negocios con organismos militares, tanto de los EE UU como organizaciones de seguridad nacional o departamentos policiales de otros países, “sin pensar en las consecuencias que podrían tener este tipo de colaboraciones para la población civil”.
No es la primera vez que trabajadores de Amazon solicitan a su compañía que se solidarice con la causa palestina. En este caso, en armonía con otros de Google, convocaron «a los trabajadores del sector tecnológico y a la comunidad internacional para que se unan a nosotros en la construcción de un mundo en el que la tecnología promueva la seguridad y la dignidad para todos». «
Cada versión es más reducida El presidente de EE UU, Joe Biden, reveló esta semana un resumen de una nueva versión revisa-da de su plan Reconstruir Mejor (Build Back Better), que tiene como objetivo financiar progra-mas sociales. El plan, reducido en relación con la propuesta original, prevé un gasto de 1,75 billo-nes de dólares durante diez años y asigna 555 mil millones de dólares a políticas respetuosas con el clima. Debido a la presión de sectores del Senado (principalmente conservadores, pero tam-bién demócratas) muchos objetivos propuestos por el sector progresista del partido gobernante han sido eliminados de la versión original de la Ley Reconstruir Mejor. Por ejemplo, se ha elimi-nado la propuesta de dos años gratuitos de formación en los institutos públicos de formación superior; la licencia familiar y médica remunerada; y una disposición que habría permitido a Me-dicare negociar los precios de los medicamentos re