«Los intentos de encender una revolución en Georgia se realizan con apoyo financiero proveniente del extranjero», afirmó el primer ministro del país, Irakli Kobajidze, en medio de las protestas en su capital, Tiflis. «Para realizar un plan, previamente elaborado y acordado, atrajeron fondos extranjeros. Precisamente por esta razón ciertas personas no querían aprobar la ley de transparencia, para financiar los procesos revolucionarios en Georgia de manera oculta», dijo Kobajidze en una reunión gubernamental en la que aludió a una ley de agentes extranjeros resistida por la oposición y que exigía que se registren como agentes extranjeros a instituciones y oenegés financiadas desde el exterior.

El primer ministro detalló que en los últimos cuatro años hubo tres intentos de revolución en Georgia, que vive un período tenso después de que fueran anunciados los resultados de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre.

En las legislativas, el partido oficialista Sueño Georgiano logró 89 de los 150 escaños en el parlamento unicameral; pero la oposición no reconoce la victoria de los llamados “euroescépticos” y sus diputados se niegan a recibir credenciales y boicotean la nueva legislatura.

Desde el pasado 28 de noviembre, después de que Kobajidze suspendiera hasta 2028 las negociaciones con la Unión Europea sobre el proceso de adhesión, los detractores del actual Gobierno siguen protestando frente a la sede del Parlamento en Tiflis. Las protestas son cada vez más violentas y las autoridades informaron de cientos de heridos y detenidos.

El domingo, Kobajidze descartó repetir las elecciones legislativas a instancias de la oposición y afirmó que la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili -resuelta a continuar en la presidencia de Georgia «hasta que haya un parlamento legítimo»- tendrá que abandonar su residencia y cederla a un sucesor elegido legítimamente a finales de diciembre.

Las elecciones presidenciales se prevén para el 14 de diciembre y la toma de posesión del nuevo mandatario para el 29 de diciembre de 2024. El mandato de la presidenta vence el 16.

El primer ministro , por su parte, presentó este lunes nuevos cambios en su gabinete con la «principal» prioridad en política exterior puesta en la adhesión a la UE, en medio de las protestas de los últimos días tras el anuncio de retrasar las negociaciones con Bruselas.

«De acuerdo con nuestro programa electoral, cumpliremos más del 90 por ciento de las obligaciones estipuladas en el acuerdo de asociación y en el tratado de libre comercio y estos compromisos se cumplirán fielmente«, insistió sin embargo.

Kobajidze manifestó en una reunión de su gabinete que «el camino hacia una integración plena en la Unión Europea» pasa por la «acción» en lugar de «chantajes» y «obstáculos artificiales creados», según el portal Agenda.

En ese sentido, Kobajidze confía en que los nuevos líderes de la Unión Europea y Estados Unidos hagan posible el «reinicio» de unas relaciones que, según destacó, harán «todo lo posible» para mejorarlas, una vez en Washington, la administración saliente de Joe Biden decidió cancelar el acuerdo de asociación estratégica.

El la situación georgiana es clave su papel como republica exsoviética y el rol que tanto la UE como la OTAN pretenden para el país. Los incidentes frente al Parlamento recuerdan mucho al llamado Euromaidán, de 2014, que terminó con la destitución del presidente ucraniano Viktor Yanukovich y fue el primer paso para una escalada que culminó con la guerra desatada desde el 24 de febrero de 2002 entre Ucrania y Rusia.

De tal manera que las acusaciones contra el primer ministro y el parlamento surgido de los recientes comicios se inscribe como un cruce de acusaciones en las cuales el partido del gobierno y ahora con mayoría legislativa, Sueño Georgiano, es caratulado como “pro-ruso”. Así el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró este lunes que «todo lo que ocurre en Georgia es un asunto interno de Georgia. No hemos interferido ni interferiremos en estos procesos». Pero no dejó de mencionar “el paralelismo más directo que podemos trazar son los acontecimientos del Maidán en Ucrania, todos los signos de un intento de llevar a cabo una ‘revolución naranja‘», añadió Peskov.

Los manifestantes, a los que se unió en un momento la presidenta Zurabishvili, arrojan objetos contundentes y artefactos pirotécnicos a la policía que, a su vez, trata de dispersar la multitud con cañones de agua y gases lacrimógenos.

El domingo, Kobajidze descartó repetir las elecciones legislativas a instancias de la oposición y afirmó que Zurabishvili tendrá que abandonar su residencia y cederla a un sucesor elegido legítimamente a finales de diciembre.

La cancillería georgiana, por su parte, emitió un documento en que “condena las presiones ejercidas sobre el servicio diplomático de Georgia y los llamamientos al sabotaje” y considera que “los intentos de Estados extranjeros de interferir en el funcionamiento de las instituciones de un Estado soberano son inaceptables”.

Pero en el texto destaca un hecho que suelen soslayar la mayoría de los grandes medios y es que la propia organización continental tiene cajoneada la membresía de Georgia. “Dado que la Unión Europea aún no ha tomado una decisión sobre la apertura de negociaciones de adhesión con Georgia, las afirmaciones de que el gobierno georgiano suspendió las negociaciones con la UE no son ciertas”.

El presidente del Parlamento, Shalva Papuashvili, señaló a su turno que “la presentación de protestas violentas como ‘pacíficas’ por parte de políticos y diplomáticos europeos solo alienta más violencia”.

ALG con Europa Press y Sputnik