El «Pepe» Mujica todavía está convaleciente de una muy seria afección gástrica. Se alimenta casi totalmente por sonda pero puede tomar mate. Y justamente, con mateadas, casi todos los días, se sumó a la campaña de Yamandú Orsi, un característico representante de su agrupación, el MPP.

El expresidente no se quedó quieto, como se lo requirieron los médicos y casi le ordenó su mujer, Lucía Topolansky. No sólo saltó al territorio sino que dio alguna entrevista. Por caso, se lanzó a afirmar lo imprescindible de que crezca la economía y cómo lograrlo, con el objetivo de brindar oportunidades a los jóvenes. «Hasta ahora, la economía crece en base a la acumulación de capital, pero cada día va a ser más clave el desarrollo intelectual de la población», subrayó. Y luego fue al hueso: «La política tiene una importancia de la gran puta, no por las cosas que te haga a favor sino por las que te haga en contra. Si mirás para otro lado y dejás que el mercado funcione así nomás, sin meter la mano, el pescado grande se come al chico y no tiene vuelta. Tenés que amparar para que haya equilibrio. La responsabilidad es del Estado. Es lo que está en disputa en el fondo en esta elección».

En ese sentido, en el Uruguay, durante el actual gobierno se acentuó una tendencia que es global: la concentración de la riqueza. Se suele tomar el parámetro del 1% más rico: en el caso oriental, ese grupo nuclea a unas 25 mil personas, con participación del total de los ingresos en el 16%, lo mismo que percibe el 50% más pobre. Dicho de otro modo, el 1% más rico concentra entre cerca el 40% de la riqueza total de Uruguay.

La lengua del Pepe. Se disculpó públicamente ante «el pueblo uruguayo» tras cargar contra la violencia el presidente Luis Lacalle Pou y su entorno: «Son unos vinteneros ordinarios». Adujo que «se le fue la lengua», pero que se equivocó «por las formas» y «no por el contenido».

Y no se calló. «Está diciendo bolazos, Uruguay no es Argentina (…) Nosotros fuimos gobierno y no pasó eso. Así que no joda». La referencia de Mujica es al candidato de la entente de derecha, Álvaro Delgado, quien había afirmado: «Si llega a ganar Orsi, va a pasar parecido a lo que fue Alberto Fernández en Argentina: seguramente sea el que firma, pero no el que manda». El propio candidato del Frente, por su parte, calificó ese dicho como «una patinada» de su contrincante y aseguró que Delgado «está perdiendo la línea».

Otro de los que arremetió contra Orsi fue el periodista y locutor Ignacio Álvarez Aguerre, un personaje de parecido físico al cordobés Alfredo Leuco y calcado de varios de los comunicadores que en los medios argentinos arremeten contra el kirchnerismo y que se prosternan sin pudor ante el mileísmo y el macrismo. Con toda lógica, el periodista oriental que conduce La Pecera (Azul FM) pretendía una entrevista con el candidato Orsi y la semana pasada lo abordó en la puerta de la sala del Grupo Magnolio, a la salida de un reportaje. El candidato habría aceptado realizarla en estas horas, pero luego se negó. Álvarez lo aguardó tras otra entrevista televisiva (el arrebato parece ser su modalidad), pero Orsi le espetó: «Cuando alguien te cataloga de garca, deshonesto, falso, cara de perro, caradura y cínico, no está haciendo periodismo. Una entrevista se hace con respeto». Luego, en rueda de prensa, Orsi pidió disculpas a otros periodistas presentes. Consultado sobre si Álvarez es «más un militante que un comunicador», el exintendente de Canelones respondió: «No, yo les tengo mucho respeto a los militantes».