El Papa Francisco envió dos fuertes señales que lo colocan en la vereda de enfrente de los tiempos que corren por el país, la región y el mundo. Por un lado, a través de un documento elaborado por dos órganos del Vaticano que condena la especulación financiera y las off-shore. Al mismo tiempo, desde una homilía que dio en la capilla de la Casa de Santa Marta, su residencia romana fustigó el tratamiento de los medios en la creación de los golpes de Estado.
«La cháchara es una actitud asesina», dijo Jorge Bergoglio. Y luego aclaró: «En la vida civil, en la vida política, cuando se quiere hacer un golpe de Estado, los medios comienzan a hablar de la gente, de los dirigentes, y con la calumnia y la difamación los ensucian».
Comparó este procedimiento y su resultado con el que se aplicaba en la antigüedad contra los primeros cristianos. «La gente en el circo gritaba para ver la lucha entre los mártires y las fieras o los gladiadores», consideró, para luego aleccionar a los feligreses: «sucede lo mismo en nuestras comunidades parroquiales, cuando dos o tres comienzan a criticar a otro (…) después se separan y hablan mal, uno contra el otro, porque están divididos. Por esta razón la cháchara es una actitud asesina, porque mata, elimina a la gente, arruina la fama de la gente.
El documento «Oeconomicae et pecuniariae quaestiones» (sobre cuestiones económicas y financieras), por su parte, cuenta con 34 puntos donde se realiza un profundo análisis de la situación actual y de la crisis que atraviesa el mundo desde 2007.
En el ítem 29 dice específicamente que «no es posible ignorar fenómenos como la expansión en el mundo de los sistemas bancarios paralelos (shadow banking system), los cuales (…) han determinado de hecho una pérdida de control sobre el sistema por parte de diversas autoridades de vigilancia nacionales, favoreciendo de forma imprudente el uso de la llamada financiación creativa, en la cual la principal razón para invertir recursos financieros es predominantemente especulativa, cuando no depredadora, y no un servicio a la economía real».
Sobre las cuevas fiscales, el documento dice que si bien las «off shore también ofrecen otros servicios legales, a través de los ampliamente difusos canales de elusión fiscal la evasión y el lavado de dinero sucio constituye otra razón de empobrecimiento del sistema normal de producción y distribución de bienes y servicios». Y detalla las consecuencias para el sistema económico de estas actitudes que «substraen injustamente linfa vital a la economía real» y a los que el texto reprueba porque «difícilmente pueden encontrar una justificación, ya sea desde el punto de vista ético, ya sea en términos de la eficiencia global del mismo sistema económico».
Este documento fue elaborado por la Congregación de la Doctrina de la Fe, (heredera de la vieja Inquisición y el cargo previo de Joseph Ratzinger antes de ser coronado papa Benedicto XVI) y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, un organismo creado por Francisco en 2013 con el objetivo de atender a las necesidades más urgentes de la comunidad actual. Allí confluyen los Consejos Pontificios Justicia y Paz, la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y la Pastoral de la Salud.
Lleva las firmas, por lo tanto, de monseñor Luis Francisco Ladaria, un arzobispo jesuita nacido en Mallorca, y prefecto de la Congregación; y de Peter Kodwo Turkson, un cardenal ghanés que lidera el Dicasterio. También estamparon la rúbrica monseñor Giacomo Morandi, secretario de la Congregación, y Bruno Marie Duffé, por el Dicasterio, quien tambièn es represetante de la Santa Sede ante Conferencia del Cambio Climático.