El presidente Mauricio Macri tuvo como objetivo, desde el comienzo de su mandato, desmantelar o congelar los organismos de integración regional que se habían logrado en los últimos años, y que fueran la consecuencia de una decisión de varios gobiernos para constituir una región con peso propio, en el contexto mundial. La idea y la practica fue ser un polo en un mundo multipolar. Abandonar las acciones individuales de cada país para vincularse con el resto del mundo, y hacerlo como región. Priorizar el vinculo entre vecinos, entre países con una historia, con objetivos y con cultura común, y con dos idiomas entendibles entre sí.
Esa no había sido la práctica hasta los 2000. Habían primado las rivalidades, los enfrentamientos, las relaciones bilaterales de cada uno con los EE UU. Sin embargo el 5 de noviembre de 2005 cuando se le dijo No al ALCA empezó otra época. Una época de crecimiento para cada país y desarrollo regional. Que permitió superar una crisis mundial como la del 2008 basándose en el intercambio comercial y la colaboración mutua.
Se mejoró el Mercosur con la incorporación de Venezuela y la consideración de lo social, lo ciudadano y lo cultural que nos unía. Se creó la Unasur, una unión de naciones como nunca antes había existido. Increíblemente el subcontinente con tantas cosas en común nunca se había dado una tarea de juntarse y pensar y trabajar colectivamente. Se creó el Consejo de Seguridad del organismo, donde se cambió la histórica hipótesis de conflicto de la guerra con el país vecino a la de la defensa de los recursos propios como el agua, la biodiversidad, los combustibles, los minerales de la potencial agresión y apropiación extranjera. Se construyó infraestructura para transitar y comercial al interior de la región. Se coordinó en temas de salud y educación. En fin, un plan para llevar adelante un proyecto prospero.
Se fundo la CELAC, que era la OEA sin EE UU y Canadá y con la suma de Cuba. Toda una definición, que pretendía unir a los que teníamos objetivos comunes para luego relacionarnos, desde allí, con el resto del mundo, incluso los países del norte de América que, obviamente tienen intereses diferentes y contrapuestos a los nuestros.
Y la contraofensiva conservadora, dirigida por los EE UU se propuso terminar con este proceso. Y contó con la colaboración de las derechas locales. Macri fue un alumno muy aplicado en el cumplimiento de la tarea. Primero se separó a Venezuela del Mercosur, acción absolutamente inconveniente desde el punto de vista comercial ya que con ese país teníamos balanza superavitaria, Nos compraba lo que producíamos y nos vendía lo que necesitamos, con un saldo claramente a nuestro favor. Luego se freno el ingreso de Bolivia, también un país con el cual nos hubiera convenido comerciar mucho más, ya que es una economía en crecimiento, que necesita de nuestros productos. Es decir, fue una decisión claramente ideológica excluir a estos países del bloque regional.
Luego se congelo la CELAC, y Macri quiere que nos retiramos de la Unasur. Privilegia la relación con los EE UU, que sólo le paga con indiferencia y malas noticias económicas. Por ejemplo elevó el arancel a la importación argentina de biodiésel al 57% impidiendo exportaciones de nuestro país por 1000 millones de dólares, agravando, aun más la balanza comercial. EE UU, dicho sea de paso, tiene superávit comercial con muy pocos países en el mundo, uno somos nosotros, le exportamos por 3500 millones de dólares y le compramos por 7000 millones.
Y ahora carga contra el Parlasur. No por nada en particular contra él, sino que desprecia todo lo que tenga que ver con la integración con países de la región. Fue un avance que los parlamentarios del Mercosur sean elegidos directamente por los ciudadanos. Es una mejora en la institucionalidad y en la representación que sea el pueblo quien vote sus representantes.
¿Y cuál es un costo de esa elección? Nada. Cero. Porque se vota el mismo día y con la misma boleta que a presidente y a legisladores nacionales.
Para aprobar una modificación al Protocolo Constitutivo del Mercosur y que esta sea norma se necesitan la ratificación de los cuatros congresos nacionales, y se aplica 30 días después de que lo apruebe el último. Y para modificar la ley argentina que convoca a elecciones del Parlasur se necesita mayoría especial de 130 votos, que difícilmente se logre.
El presidente de Paraguay Mario Abdo anunció hace unos días que se suspendía la elección directa de Parlamentarios del Mercosur, pero para que ello suceda se debe aprobar una modificación al Protocolo Constitutivo del Mercosur, y para que sea norma se necesitan la ratificación de los cuatros congresos nacionales. Y se aplica, recién a los 30 días de que lo apruebe el último Parlamento. Así que será un proceso largo, con resultado incierto a pesar del deseo manifestado fervientemente. Que Macri mande una ley al Congreso a ver cómo le va. «