Apenas puesta en marcha la desmesurada asistencia militar de Estados Unidos y la OTAN, dada a Ucrania para que se encargara de pelear con Rusia, saltaron voces conocedoras del paño que advirtieron sobre la pronta apertura del mercado negro de armas. Por los antecedentes corruptos, compartidos por la burocracia de Kiev, el Pentágono y los vasallos europeos de la alianza atlántica, sólo faltaban las pruebas. Llegaron cuando se desató el nuevo capítulo de la crisis de Medio Oriente y el sofisticado armamento occidental enviado a Ucrania apareció en manos de milicianos palestinos. Así, los mejores instrumentos para matar diseñados por los amigos de Israel pasaron a ser usados para matar israelíes.
La Organized Crime and Corruption Reporting Project, una red global de periodistas de investigación, y dos medios de la India con presencia en toda la región oriental –la Indian Military Review y el The EurAsian Times–, mostraron cómo “valiéndose de tan solo un navegador TOR se puede acceder a los sitios web ucranianos del mercado negro”. La revista especializada en temas militares reveló que la punta del ovillo la halló la empresa israelí KELA, especialista en ciberespionaje, cuando a mediados del año pasado encontró ofertas de armas publicadas en varios mercados de la “red oscura”, como “Thief” (Ladrón), que contenía en ese momento nueve ofertas relacionadas con Ucrania.
Weapons Ukraine vende rifles, granadas y chalecos antibala por entre 1100 y 3600 dólares. No hace delivery, promete entregas en el territorio de Ucrania, “preferentemente en Kiev”. No todos ofrecen elementos bélicos a los que se podría calificar como simplemente aleatorios. Big Discounts on Weapons vende un sistema de misiles antitanque Javelin de fabricación norteamericana, incluidos plataforma de lanzamiento y misiles, por sólo 30.000 dólares, cuando el Pentágono lo tiene inventariado en 178.000. Black Market Guns, que en su nombre (armas del mercado negro) ya delata su esencia, tiene misiles antitanque NLAW por 15.000 dólares y el dron kamikaze Switchblade-600 por 7.000 dólares.
“A esos precios cualquiera de las ofertas es un regalo”, opinó un investigador de KELA citado por el británico The Guardian. El secretario general de la Interpol, Jürgen Stock, avaló lo dicho por el israelí y lanzó una advertencia preocupante: “La experiencia nos dice que tras el fin del conflicto Ucrania–Rusia, detonante de esta descontrolada entrega de armas a Kiev, toda esa parafernalia pesada inundará el mercado negro, poniendo al alcance de los delincuentes las mejores armas del mundo y a un precio de bicoca”. Stock subrayó los temores de los expertos de la policía internacional y reveló que la entidad pidió a sus miembros que “usen todas las bases de dato disponibles para rastrear y localizar las armas, porque los delincuentes están interesados en todo tipo de aparato que se pueda portar y que sirva para matar”.
Desde su irrupción como país soberano (1991), tras la disolución de la Unión Soviética, Ucrania se ganó fama por sus vinculaciones con el mercado negro de armas de guerra y de uso civil. Por su territorio se desviaba armamento de todo tipo hacia las regiones inestables del mundo. En 2013, un informe elevado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas señalaba que junto con Albania, Armenia y Emiratos Árabes Unidos suministraba armas de guerra a las partes enfrentadas de Medio Oriente y a países del norte de África. Según se supo entonces, el gobierno de Kiev ordenó una investigación, pero no dirigida a dar con las reservas “fugadas” de sus arsenales militares, sino de las 300.000 armas de puño “perdidas”. Según el Small Arms Survey, sólo recuperó el 13% de ese voluminoso total.
Cuando aparecieron en poder de Hamas las últimas armas entregadas a Ucrania por Estados Unidos, empezaron a apagarse en Washington las esperanzas de que el Congreso le votara al presidente Joe Biden una nueva y descomunal partida de 100.000 millones de dólares para tirar al barril sin fondo ucraniano. Los lobistas de la Casa Blanca habían insinuado que eso contemplaba toda la “ayuda” del año próximo, con lo que, por lo visto, Biden le augura al este europeo una larga carnicería. Según el alemán Kiel Institute for de World Economy, al 31 de julio el gobierno de Volodimir Zelenski había recibido 156.000 millones de dólares de Estados Unidos y otros 40 países. La falta de una auditoría sobre el destino de esa formidable entrega despierta sospechas en el Congreso sobre una supuesta complicidad. Por eso, el republicano Greg Steube ya adelantó que “no le votaré a Biden ni una partida más”.
Las confirmaciones llegan ahora, pero las advertencias vienen de al menos un año atrás, poco después de iniciada la guerra, cuando la directora de Europol anunció que esa agencia de cooperación policial de la Unión Europea disponía de información concreta sobre el desvío de municiones y armas desde Ucrania hacia varios países. “La información fue transmitida a quienes corresponde”, dijo Catherine de Bolle tras pedírsele que detallara lo sabido. El jefe de la policía de Finlandia, Christer Ahlgren, fue más claro. Dijo a la cadena pública Yle que “las armas dadas a Ucrania pueden estar ya en manos de delincuentes finlandeses, ansiosos de comprar sistemas militares avanzados y municiones como los ya adquiridos en el mercado negro por sus pares de Países Bajos, Suecia y Dinamarca”.
Pero la primera en hablar de mercado negro fue Rusia. Tres meses después de la llegada a Kiev de la partida bélica inaugural, el vocero presidencial Dmitri Peskov reveló que “buena parte de los cientos de miles de toneladas de armas enviadas a Ucrania ya están esparcidas por el mundo, vendidas por los barones de la muerte”. El jefe del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, ironizó: “Esperen, ya verán misiles, tanques y aviones occidentales derivados al mercado negro por las autoridades de Kiev”.
Pero María Zajárova, vocera de la cancillería, se anticipó a todos, y siempre apuntó a “la complicidad de los principales medios globales, que tienen la información pero la ocultan: Associated Press, Washington Post, New York Times, Wall Street Journal, Bloomberg, Político y BBC”.