El Grupo de Puebla se fundó en julio de 2019 y se propuso como objetivo reagrupar al progresismo en Latinoamérica, tras la ofensiva conservadora que se incrementó luego de la victoria de Mauricio Macri. Es la autoconvocatoria de dirigentes que no participan en nombre de sus organizaciones sino en el suyo propio lo que permite libertad en el debate y menos formalidad. Se propuso repensar el rol del progresismo en el aquí y ahora, y colaboró mucho en esa tarea. Entre sus fundadores estuvieron Alberto Fernández, Lula, Rafael Correa, Ernesto Samper y Marco Enríquez Ominami, entre otros.
Hace unas horas cerró su VII° encuentro en México con la presentación de un documento final en el que se exige un modelo de desarrollo solidario para la región y se aboga por la revisión de la política de sobretasas del FMI, la reanudación del diálogo en Venezuela y la «recuperación de la paz y estabilidad» en Nicaragua. Durante dos intensas jornadas los «poblanos» –los miembros de este foro– abordamos la coyuntura latinoamericana, el rol de las nuevas tecnologías y los medios, así como los desafíos económicos, ecológicos y de género. Otro de los temas centrales fue la presentación de un informe sobre el lawfare en la región, en el que se citaron los casos de Lula y Correa, que además son miembros del colectivo.
Entre las principales conclusiones, se apoyó la propuesta del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de disponer un impuesto a las personas y empresas más ricas del mundo para combatir la pobreza. «El mundo pospandemia necesita una reconstrucción más generosa, con menos desigualdad y con menos hambre». Esta propuesta ya tiene el apoyo de los presidentes Alberto Fernández y Luis Arce. AMLO propuso en noviembre ante la ONU crear un fondo para combatir la pobreza mediante un impuesto voluntario del 4%de las mil personas más ricas del mundo, otro para las mil empresas más grandes y un fondo de 0,2% del PBI de los países del G20. «América Latina es la región con más desigualdad del planeta», dijo. Sobre la crisis venezolana, el documento hace un «llamamiento para que se retome la negociación entre el gobierno y la oposición patrocinada por el gobierno de México», que se rompió tras la extradición a EE UU de Álex Saab, a quien la delegación chavista quería dentro de su equipo negociador. Y celebró la victoria de la izquierdista Xiomara Castro en Honduras. Además, el Grupo reiteró su apoyo al gobierno argentino en su negociación con el FMI, e instó al organismo a revisar su política de condicionamiento sobre los países deudores. También se señaló que la región convivió durante décadas con la crisis de la deuda externa y responsabilizó a las políticas ortodoxas del FMI por la hiperinflación y las crisis prolongadas. «No somos los más pobres, somos lo más desiguales», sentenció.
Al encuentro, el tercero presencial, asistieron la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff; los expresidentes de Colombia, Ernesto Samper; de Ecuador, Rafael Correa, y de Paraguay, Fernando Lugo, entre otros. También participaron de forma remota el presidente de Argentina, Alberto Fernández; el de Bolivia, Luis Arce; y el ex de Brasil, Lula da Silva. Fue un paso más en la búsqueda de agrupar al progresismo para que debata y se organice.