“Solo el Estado está en condiciones de enfrentar la epidemia. Se debe condonar la deuda de los países latinoamericanos, para construir condiciones para que los Estados tengan reservas”. La frase de Dilma Rousseff resume el pensamiento colectivo del Grupo de Puebla. Con la apertura del presidente argentino, Alberto Fernández, y el cierre del exmandatario brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, el grupo de dirigentes populares y progresistas de Iberoamérica mantuvieron un encuentro virtual donde se instó a los gobiernos a “implementar con urgencia políticas sociales que apunten a la salud pública, alimentación y medidas paliativas ante el desempleo”.
Presidido por el chileno Marco Enríquez-Ominami, uno de sus fundadores junto con Fernández y el colombiano Ernesto Samper, el encuentro también estuvo dominado por ideas de unidad regional. El presidente argentino insistió que «en el dilema entre la economía y la gente, yo elegí por la gente». También se refirió al bloqueo sobre Cuba y Venezuela (ver pág.26) y, desde la quinta de Olivos, frente a la pantalla, sentenció: «Una de las más grandes tragedias que ha traído el capitalismo es la falta de solidaridad en el crecimiento». Por su parte, Evo Morales también remarcó: “La vida no puede ser una mercancía, la salud no puede ser un negocio. La economía es importante, pero primero hay que salvar la vida”. En la reunión se destacó el apoyo al senador colombiano Gustavo Petro, que padece cáncer, y la defensa al exmandatario Rafael Correa. El encuentro contó también con la participación de los expresidentes Luis Guillermo Solís, Leonel Fernández, Fernando Lugo, Martín Torrijos, José Luis Rodríguez Zapatero, Rafael Correa y los excancilleres David Choquehuanca (Bolivia) y Jorge Taiana (Argentina); los excandidatos presidenciales Fernando Haddad (Brasil), y Daniel Martínez (Uruguay), entre otros.