Los líderes del Grupo de los Siete (G7) países más industrializados se comprometieron este lunes a apoyar «el tiempo que sea necesario» en términos humanitarios, diplomáticos y militares a Ucrania, y prometieron más sanciones contra Rusia, durante una cumbre en Alemania a la que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió más presión sobre el Kremlin.
En una intervención virtual ante el presidente estadounidense, Joe Biden, y los demás líderes de las siete mayores economías, Zelenski instó a «hacer lo máximo» posible para terminar antes de fin de año la guerra y evitar «la dureza del invierno ucraniano», que hace más difícil combatir.
El mandatario, que participará también en una cumbre de la OTAN que comienza mañana en Madrid, insistió ante los líderes de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Canadá, que era necesario «intensificar las sanciones» contra Rusia.
«Este no es el momento para negociaciones» con Moscú, dijo Zelenski, según dijo un diplomático francés bajo condición de anonimato, en línea con la política de comunicación de la Presidencia francesa, informó la agencia de noticias AFP.
Fuentes de la Casa Blanca, en tanto, precisaron que el G7 se comprometerá a endurecer aún más las sanciones contra la economía de Rusia y a desarrollar un «mecanismo» para «poner un tope a los precios del petróleo ruso», esto último también a pedido de Zelenski.
En esa línea, Francia propuso que los países aumenten su producción de crudo «de forma excepcional» para contrarrestar el alza de precios.
Las potencias industrializadas van a «continuar restringiendo el acceso de Rusia a recursos industriales cruciales», en particular en el sector de la defensa, según esas fuentes, que explicaron que la estrategia también busca golpear de «forma agresiva» a las grandes empresas públicas rusas.
El G7, que celebra su cumbre en el castillo Elmau, en la sureña región alemana de Baviera, también quiere «coordinarse para utilizar los aranceles aduaneros sobre los productos rusos para ayudar a Ucrania», a partir de tarifas más altas, agregaron las fuentes, según AFP.
«Seguiremos aumentando la presión sobre Putin. Esta guerra debe terminar», tuiteó el jefe de Gobierno de Alemania, Olaf Scholz.
En una declaración conjunta, los líderes del G7, que iniciaron su reunión ayer y la concluirán mañana, también expresaron su «profunda preocupación» tras el anuncio de que Rusia podría transferir misiles con capacidad nuclear a Bielorrusia.
Estados Unidos, que encabeza el apoyo a Ucrania, contempla suministrar a ese país un sofisticado sistema de misiles tierra-aire, indicó hoy una fuente que calificó esa iniciativa como «prioridad» para el presidente Biden.
Durante la cumbre, el presidente Alberto Fernández clamó hoy por la necesidad del «diálogo» para alcanzar el «cese de hostilidades» entre las partes, al tiempo que abogó «por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo» y celebró los debates sobre «impuestos que corrijan la concentración del ingreso».
El primer discurso de Fernández hizo eje en el conflicto bélico y en una necesaria remodelación del sistema financiero para que los «esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad».
Recordó que la «Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia» y reclamó «el pleno apego a todos los principios del multilateralismo» para alcanzar «la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos».
Estas conversaciones del G7 se producen un día después de que Ucrania denunciara el primer ataque ruso contra su capital en tres semanas, con misiles que golpearon dos edificios residenciales y dejaron una persona muerta, mientras en el este continúan los feroces combates en este sangriento conflicto que ya entró en su quinto mes. Rusia dijo que lo que atacó fue una fábrica de misiles cercana a los edificios y que lo que impactó en ellos fue un misil antiaéreo ucraniano.
En la ciudad de Kremenchuk, en el centro de Ucrania, en tanto, un misil ruso impactó hoy en un concurrido centro comercial y causó al menos dos muertos y una veintena de heridos.
Zelenski, dijo en un mensaje en la red Telegram que el número de víctimas es «inimaginable», citando informes de que había más de 1.000 civiles en el interior en el momento del ataque.
En el este, también se produjeron bombardeos en la ciudad de Lisichansk y en sus alrededores, después de que las fuerzas rusas se apoderaran este fin de semana de una localidad aledaña, Severodonetsk.
«Lisichansk y los pueblos cercanos están viviendo sus días más duros. Los rusos lo destrozan todo a su paso», declaró el gobernador regional de Lugansk, Serguii Gaidai.
Si Rusia lograra tomar Lisichansk, podría controlar todo la zona de Lugansk, en el Donbass.
La cumbre del G7 estará seguida mañana de una reunión de la OTAN en Madrid, cuya agenda también estará centrada en la situación en Ucrania.
Hoy, la Alianza Atlántica anunció que aumentará sus tropas en situación de alta disponibilidad a «más de 300.000 combatientes» (en comparación con los 40.000 actuales) y que enviará más armamento pesado a su flanco oriental.
Su secretario general, Jens Stoltenberg, afirmó que estas medidas «constituyen la mayor revisión de nuestra defensa y presencia colectiva desde la Guerra Fría».
A medida que la guerra de ya cuatro meses se extiende en el tiempo, su impacto en otros países se intensifica, con el alza de los precios de los alimentos y la energía que impulsa la inflación mundial y aviva los temores de recesión.
«Hacemos un llamado urgente a Rusia para que cese, sin ninguna condición, sus ataques a la infraestructura de agricultura y de transporte, y que permita el libre tránsito de envíos agrícolas desde puertos ucranianos en el mar Negro», afirmaron los líderes del G7 en la declaración conjunta.
Con millones de toneladas de granos bloqueadas en los puertos ucranianos, crece la preocupación de que las naciones africanas altamente dependientes de las exportaciones de Ucrania puedan enfrentar la hambruna.
Los líderes de la Argentina, Indonesia, India, Senegal y Sudáfrica fueron invitados a participar de la cumbre del G7.