Los líderes del G20 concluyeron una cumbre en Indonesia con una «condena firme» a la guerra entre Ucrania y Rusia, en medio de renovadas tensiones por la caída de un misil en Polonia, tema que se coló en la agenda durante el segundo y último día de debate.
En la declaración final del foro, aprobada por todos los países, entre ellos la propia Rusia, el presidente Alberto Fernández y los jefes de Estado y de Gobierno y cancilleres asistentes a la cumbre en la isla de Bali expresaron que «la mayoría de los miembros del G20 condenan con firmeza la guerra en Ucrania».
En la declaración, de 55 páginas y con varios anexos, los líderes admitieron que «hubo otros puntos de vista y diferentes evaluaciones de la situación y las sanciones» contra Moscú.
Los presidentes, primeros ministros y otros dignatarios reconocieron que el G20 “no es el foro para resolver las cuestiones de seguridad” y afirma que esas “cuestiones de seguridad pueden tener consecuencias significativas para la economía mundial”.
«Es la primera declaración conjunta que se realiza desde febrero de 2022», celebró el presidente indonesio y anfitrión del encuentro, Joko Widodo.
«Paren la guerra. Repito: paren la guerra. Hay mucho en juego. La guerra traerá solo miseria a la gente», dijo en un mensaje durante la última sesión de debates dedicada a transformaciones digitales y repitió luego en una conferencia de prensa.
Los líderes del G20 dijeron en el comunicado final que el conflicto en Ucrania resultante de la invasión rusa estaba causando «un inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades existentes en la economía mundial».
Además, consideraron «inadmisible» el uso de armas nucleares o las amenazas de recurrir a ellas y pidieron la «continuidad» de los acuerdos firmados en julio para exportar los cereales ucranianos bloqueados por la guerra y los fertilizantes rusos afectados por las sanciones.
Esos pactos, claves para la seguridad alimentaria del mundo, vencen el próximo sábado y todavía no hay certezas de que sean extendidos.
Sin embargo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que su par ruso, Vladimir Putin, le «dio luz verde para renovar el acuerdo».
«Hay discusiones en curso y por ahora mi opinión es que continuará sin ningún problema», declaró el mandatario en una conferencia de prensa realizada durante la cumbre del G20 en Bali y tras mantener una bilateral con el jefe de Gobierno alemán, el canciller federal Olaf Scholz.
«Durante las conversaciones previas con Putin me dio luz verde a la renovación de estos acuerdos», añadió y anticipó que al regresar de Indonesia volverá a dialogar con el líder del Kremlin.
Ucrania es uno de los principales productores de cereales del mundo, pero tuvo hasta 20 millones de toneladas de granos bloqueados en sus puertos a raíz de la invasión de Rusia.
Esto se revirtió con el acuerdo firmado en julio, con la mediación de Turquía y la ONU, pero el Kremlin pone en duda su continuidad al argumentar que no se cumplió la parte que facilitaba la venta de sus fertilizantes y que los alimentos que salen de Ucrania no están yendo a los países que más lo necesitan.
La última sesión plenaria en el G20 fue sobre transformaciones digitales, pero la agenda y las reuniones bilaterales se vieron afectadas por la caída de un misil en Polonia, cerca de la frontera con Ucrania, que mató a dos personas.
Polonia y la OTAN dijeron este miércoles que el misil habría sido disparado por las defensas antiaéreas de Ucrania, y no por Rusia, para defenderse de una ola de ataques lanzada por Rusia contra varias ciudades ucranianas.
Horas antes, los líderes de países del G7 y la OTAN que estaban en Bali organizaron una reunión de emergencia, y, en una declaración posterior, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que la información preliminar indica que es «improbable» que el misil fuera disparado desde Rusia.
También habló del tema el mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, que le dijo a los líderes del G20 que «hay un Estado terrorista» entre ellos, y acusó al Kremlin de haber lanzado el misil que cayó en Polonia y mató a dos personas.
La caída del proyectil es «un verdadero mensaje traído por Rusia a la cumbre del G20», manifestó Zelenski en el segundo mensaje por videoconferencia que dio en el marco de la cumbre.
Por lo contrario, Macron insistió en el G20 en ser «muy prudentes» sobre el origen de los misiles que cayeron en Polonia, pero sí recalcó que Ucrania sufre «desde hace semanas» un lanzamiento «masivo» de misiles rusos contra infraestructuras civiles, sobre todo energéticas.
Más allá de la tensión que generó el episodio y las reuniones de emergencia, los líderes decidieron continuar normalmente su agenda en el G20.
En ese sentido, en el inicio de la jornada, los jefes de Estado y de Gobierno y los cancilleres plantaron manglares, un árbol de la zona que cumple un rol clave en la mitigación del cambio climático global y que en muchas zonas fue deforestado para construir granjas para la cría de camarones.
Luego se trasladaron al hotel The Apurva Kempinski, el mismo que fue sede de las sesiones del martes, para debatir sobre transformaciones digitales, uno de los ejes de la cumbre junto a seguridad alimentaria y energética y la salud.
Posteriormente, Widodo le entregó la presidencia del G20 a India, que será el país encargado de organizar los encuentros ministeriales y de jefes de Estado en 2023.
El anfitrión del foro golpeó en reiteradas oportunidades un mazo para marcar simbólicamente el final de la cumbre organizada por su país y luego se lo entregó al primer ministro indio, Narendra Modi.
A lo largo de la jornada, los líderes que participaron del foro emprendieron el regreso a sus respectivos países, algo que hizo de forma prematura el martes a la noche el jefe de la delegación rusa, el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
Con la partida de los jefes de Estado comenzó a notarse en las calles la menor presencia de militares y policías que durante todos estos días blindaron Nusa Dua, la zona de enormes complejos turísticos ubicados a lo largo de la playa que fue epicentro de las actividades del G20.