Este domingo Grecia vota con una fuerte perspectiva de que la derecha conservadora regrese al gobierno. Luego de perder por diez puntos en las elecciones para el Parlamento europeo, el primer ministro Alexis Tsipras, líder del partido gobernante Syriza, no tuvo más remedio que adelantar los comicios.
El partido conservador Nueva Democracia, liderado por Kyriakos Mitsotakis, es el claro favorito. La última década estuvo marcada en el país mediterráneo por una política de ajuste exigida por la Unión Europea y a la que el partido de centro izquierda no pudo escapar. “Tuvimos la ingenuidad de creer que Europa respetaría las decisiones del pueblo griego”, dijo este martes Tsipras al periodismo.
Si bien en los últimos cuatro años ha disminuido un poco el desempleo (bajó de 27 a 20%), las cifras siguen siendo altísimas, especialmente entre los jóvenes que trepa a un 40% y al no encontrar posibilidades de empleo, se produce una fuerte migración. La economía griega sigue atada a los préstamos internacionales, y a las condiciones de los organismos financieros. A nueve años del lanzamiento del programa internacional de “rescate” del FMI, el Banco Europeo y la Unión Europea –la llamada Troika que ha dirigido el destino del país desde 2010–, los partidos tradicionales vuelven a escena.
El candidato de la derecha es parte de una familia poderosa en ese país y con linaje político. Su padre fue el primer ministro Konstantinos Mitsotakis entre 1990 y 1993, su hermana, Dora, fue alcaldesa de Atenas y ministra de Relaciones Exteriores; y su sobrino es alcalde de Atenas.
La campaña de Mitsotakis se basa en atraer a la clase media con promesas de reducción de impuestos al tiempo que trata de capturar los votos de la extrema derecha nacionalista, alistada en el partido Aurora Dorada.
Cerca de 10 millones de griegos determinarán el rumbo de la democracia más antigua de Occidente. Los analistas políticos coinciden en que la única duda del domingo será si Nueva Derecha logrará formar gobierno con sus propios votos o deberá aliarse a los extremistas de derecha.
Tsipras por su parte, no baja los brazos y llamó a los griegos a votar: «Nadie debe ignorar la llamada a las urnas, nadie debe faltar a este combate (…) El domingo, vayan a votar y lleven con ustedes a un amigo, un indeciso».