Quienes esperaban aún evadirse del bajón anímico del coronavirus durante el próximo carnaval de Río de Janeiro tuvieron otra mala noticia el viernes, con el anuncio de que tampoco tendrán lugar las murgas callejeras, siguiendo la decisión de aplazar de forma indefinida los desfiles oficiales.
El carnaval carioca es poco compatible con las medidas de distanciamiento social, ya sea en los desfiles de las escuelas de samba que compiten en creatividad ante decenas de miles de espectadores en la posta del Sambódromo o en los «blocos» o murgas que recorren las calles al ritmo de tambores y regados con mucha cerveza.
Pero la covid-19 echó por tierra todos esos rituales para el próximo carnaval, en febrero.
El jueves, las escuelas de samba informaron de la necesidad de aplazar sine die el esperado evento.
Y el viernes, la Asociación de Blocos Sebastiana llegó a la misma conclusión. «La Liga de escuelas de samba tomó una decisión totalmente correcta ante la situación que estamos viviendo», dijo Rita Fernandes, presidenta de esa asociación.
«Sebastiana ya decidió que sin una vacuna y, sobre todo, sin garantías de seguridad para la población, no hará ningún tipo de carnaval», explicó a la televisión Globo News.
El carnaval de Río atrae cada año a millones de turistas brasileños y extranjeros. Pero la pandemia desbarató los proyectos de fiesta, obligando a aplazar el evento por primera vez desde 1912.
«Un año sin carnaval no va a matar a nadie», dice a la AFP Carla Mauro, una arquitecta de 52 años. «Soy carnavalera y participo en el carnaval, salgo con los ‘blocos’. Pero en este momento tenemos que dar prioridad a la protección, principalmente de las personas mayores y en situación de riesgo. Por eso estoy a favor de aplazar el carnaval», agrega.
Olvidar 2020
La Liga Independiente de Escuelas de Samba (LIESA), que organiza los desfiles, justificó su decisión del jueves afirmando que esos establecimientos «ya no tienen tiempo ni recursos financieros y organizativos para estar prontas en febrero».
Las 14 escuelas de samba del grupo de élite, que preparan a lo largo del año sus fastuosos desfiles con carrozas temáticas y coreografías de miles de participantes, habían dicho en julio que sería difícil organizar el evento para febrero de 2021.
Esos preparativos generan más de 5.000 empleos directos, entre carpinteros, costureras, decoradores y otros miembros del universo del Rey Momo.
Río tampoco tendrá su célebre despedida del año con lanzamiento de fuegos artificiales frente a la playa de Copacabana. La Alcaldía prevé montar el 31 de diciembre espectáculos musicales en varios puntos de la ciudad, pero para ser vistos por YouTube y probablemente por canales abiertos.
Brasil, con casi 140.000 muertos y 4,7 millones de casos, se ha convertido en el segundo país con más decesos, detrás de Estados Unidos, y en el tercero en cantidad de contagiados, detrás de Estados Unidos e India.
En las últimas semanas, la curva de víctimas emprendió una cuesta descendente, pero aún con elevados números, con un promedio de 30.000 casos y 735 muertos diarios en los últimos 14 días, según datos del ministerio de Salud.
Río, con 10.730 muertos, es la segunda ciudad de Brasil con mayor número de óbitos, detrás de Sao Paulo, la capital económica del país.
En cuanto al estado de Río, con 18.000 muertos, tendría si fuera un país la segunda tasa de mortalidad más alta del mundo por el covid-19, con 104,5 decesos por cada 100.000 habitantes.
El estado y la ciudad de Río se hallan además inmersos en crisis políticas.
El gobernador Wilson Witzel fue suspendido de su cargo por denuncias de corrupción, y el alcalde Marcelo Crivella fue el jueves declarado inelegible para los comicios municipales de noviembre, por el presunto uso de recursos municipales para apoyar la candidatura de su hijo a un cargo de diputado federal.