En Brasil más de cuarenta familias permanecen en el acampe ubicado en Curitiba, donde reclaman la inmediata liberación del expresidente Lula Da Silva. Lo hacen con el objetivo de consolidar el legado de la integración latinoamericana.
El acampe Marisa Leticia está formado por personas jóvenes y mayores, en su gran mayoría son brasileños, pero también hay gente que viene de otros países. Allí entrevisté a un ecuatoriano que llevaba treinta días en el lugar. Durante el día la gente realiza actividades como una jornada de grafittis, pintan carteles, armado de carpas y ollas populares, explica a Tiempo Melisa Noguera, reportera gráfica de la revista autogestiva Ponete la 10, que viajó al lugar donde el pueblo brasileño resiste y apoya al hombre que les devolvió el sueño.
Noguera llegó a Sao Paulo la semana pasada. Allí se encontró con Najara Leite, secretaria adjunta de formación política del Partido Trabajador (PT), quien le habló sobre la ola conservadora que el gobierno de Michel Temer viene empujando contra los trabajadores y el expresidente.
Leite, también representante de la Cartera de Relaciones Internacionales de la Juventud, le transmitió a Noguera que los movimientos sociales, partidos políticos progresistas, medios alternativos y dirigentes comunitarios no paran de luchar y mucho menos, pierden la esperanza de que Lula sea puesto en libertad y de que pueda presentarse formalmente a la candidatura presidencial 2018.
Desde el 7 de abril pasado, Lula está preso en una cárcel de la Policía Federal, ubicada al sur de Brasil. Noguera se hospedó a pocos metros junto al campamento La Resistencia, y sintió de cerca el cálido amor del pueblo brasileño para con el expresidente.
«No fui solo por una cuestión de cumplir una misión periodística, sino también para poner el cuerpo y resistir junto a esa trinchera militante carioca que corea todo el tiempo detrás de una franja y en presencia de los centenares de personas que agitan Lula inocente, Lula presidente`, dijo.
La fotógrafa también participó de una conferencia de prensa que dio el monje Marcelo Barros, tras visitar a Lula en la prisión y trajo una carta para compartir con el pueblo. Quienes estuvieron presentes no pudieron contener las lágrimas cuando se escucharon el mensaje de que Lula está bien de salud, tranquilo y firme para la próxima candidatura.
El Lugar está lleno de carteles con frases que dicen libertad para Lula, y fotos de él por todos lados. Hay una cocina enorme donde cocinan para todos, una feria con muchos libros y remeras con su rostro. La gente asegura que fue el mejor presidente de la historia política brasileña. En la vigilia, donde hay muchas tiendas me contaron que gente ajena al campamento le había pegado un tiro a un militante en el cuello, que permanece internado, describió Noguera.
Y agrega: «En Curitiba nos hospedó una familia en su casa, después fuimos al acampe Marisa Leticia, donde está la Resistencia a favor del expresidente. La gente que está allí nos trasmitió lo que significó el gobierno de Lula para los brasileños, detallan con vehemencia que les otorgó los derechos que les corresponde a los más humildes. Cuentan que permanecen en el lugar porque están indignados por la arbitraria prisión del hombre que les devolvió el sueño al pueblo, pero tienen la esperanza de que vuelva a ser el ejecutivo nacional.
El caso Lula Da Silva va recorriendo los distintos países de la región. La gente se solidariza con la causa y viaja para brindar su apoyo.
Hay gente que vino de Ecuador para defender a Lula, porque como muchos comprenden, que hay que hacer una alianza Latinoamericana para poder resistir. El último día que estuvimos en Curitiba participamos de una vigilia con muchos militantes que están esperando la liberación del expresidente, finalizó Noguera.